Cosechas se pierden por falta de riego y bajas temperaturas

Marcial Toaquiza, de Barrancas (Mulaló), preparaba la tierra para sembrar habas.

Marcial Toaquiza, de Barrancas (Mulaló), preparaba la tierra para sembrar habas.

Blanca Basantes y Martha Criollo perdieron las papas y cosecharon menos maíz. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO

Su jornada normalmente empieza a las 05:00. Después de hacer el desayuno para su familia, Blanca Basantes salió vestida con su saco de lana y una cobija amarrada en la cintura, para recoger lo poco que quedó del maíz duro en su huerto.

Su casa y sus terrenos están en el barrio Santán, de la parroquia Ignacio Flores de Latacunga (Cotopaxi). “El maíz no sale sano y de las papas no cosechamos nada”, contaba el miércoles 31 de julio de 2019, mientras mostraba dos mazorcas que cabían en su mano. Junto a este sembradío tenía otro de papas, que se perdió por las heladas que se presentaron ahí y en otras provincias de la Sierra, a inicios de esta semana.

Solo en las papas, Basantes invirtió cerca de USD 35 en semillas y alquiler de tractores. De los casi 30 quintales que suele obtener recogió solo medio canasto. “Tenía habas que también se afectaron”.

Esa zona alta de Latacunga, donde el lunes se registraron 0,6°C, los cultivos -algunos ya secos- soportaron el intenso frío que se presentó desde la madrugada. A las 08:00, el cielo se despejó y pese a los pocos rayos de sol, el frío persistía.

“Por eso ya no dejamos que los niños salgan desde las 17:00, está muy frío y se pueden enfermar. Yo estoy con gripe desde hace un mes y no me puedo curar”, decía Basantes.

Marcial Toaquiza, de Barrancas (Mulaló), preparaba la tierra para sembrar habas. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO

Esta es una de las zonas de Cotopaxi que está a más de 2 700 metros de altitud, donde se registraron bajas temperaturas, según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi). Ese fenómeno climatológico también se vivió en Chimborazo, Tungurahua, Carchi y Pichincha. Esta eventualidad, de acuerdo con el Inamhi, es habitual durante la época seca que actualmente atraviesa la región y se espera que finalice hoy.

“Hay días en los que el frío es insoportable y helado. No sé si será la edad, que sentimos más”, bromeaba Marcial Toaquiza, de 53 años, mientras removía la tierra para sembrar habas en el sector Barrancas, de la parroquia Mulaló. Este se ubica a casi 8 kilómetros del volcán Cotopaxi.

El frío en esa zona -caracterizada por cultivos de papas, habas, chochos, avena y pasto para ganado- se ha incrementado desde julio, según Toaquiza. Al amanecer sienten humedad, pero la temperatura baja desde las 10:00, y así se queda todo el día. “El viento es helado. Dormimos bien arropados”.

El frío y la falta de lluvias inciden en las cosechas, que no son tan abundantes como en años anteriores por esta inestabilidad. Por ejemplo, Basantes cosechó 30 quintales de papas en el 2018 y este mes solo tuvo medio quintal.

En Tigua Timbacucho, de la parroquia Zumbahua (Cotopaxi), Francisco Vega recogía cebada días después de lo habitual, porque el frío le impidió cumplir con esa labor y porque no todas las espigas estaban listas, cargadas y doradas. Allí, casi a 3 000 metros de altitud, el termómetro marcaba hasta los 3°C pero sin incomodar a los comuneros, que cosechaban sin guantes.

Manuel Tipantuña perdió las papas y cosechó lo que quedó de alfalfa, en Tilipulo. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO

“Algunas habas salieron amarillas y el cultivo de cebada se retrasó. Del frío ya estamos acostumbrados desde pequeños, aquí es así en estos meses”, contaba Vega, que llevó café y máchica para soportar la jornada junto a su familia.

Para este agricultor, la cosecha de este año no fue tan abundante como esperaba, según él, porque el clima ha variado mucho. “Como no ha llovido salieron pocos quintales”.

Algo similar le ocurrió a Manuel Tipantuña, quien recogía alfalfa en el sector de Tilipulo -al filo de la vía Panamericana Sur- junto a tres comuneros. La falta de agua habitual en estos meses y el frío hicieron que parte de esos cultivos quedaran inservibles. Indicaba unas ramas amarillas, que prefería mejor no recoger. “Hay mucho viento y sol. Los cultivos se secan, porque ahora no tenemos riego continuo, ya que el reservorio está vacío”.

En su terreno, Tipantuña también perdió casi un lote entero de papas que nunca brotaron. “Levantamos la tierra para cultivar otra vez, veamos qué pasa, pero hay que esperar”.

De acuerdo con los primeros informes del Ministerio de Agricultura y Ganadería, con corte al 1 de agosto, aún no se han reportado pérdidas de gran magnitud en los cultivos de Carchi, Tungurahua, Cotopaxi y Pichincha. Pero las evaluaciones continuarán en los próximos días.

Esa entidad y el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos recomendaron tomar precauciones con las personas vulnerables, el ganado y cultivos.

El pasto para el ganado destinado para la producción de lácteos también resultó levemente afectado en las zonas más altas de Cotopaxi, como Mulaló. En el barrio La Dolorosa, por ejemplo, Norma Chicaiza cuidaba a sus 10 vacas en medio de una corriente de frío, que le impedía hablar con normalidad. “Desde hace un mes el frío se volvió cada vez más fuerte. Algunas vacas ya se nos enfermaron”.

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