La ayuda para los afectados en terremoto en Portoviejo consiste en la entrega de agua y alimentos no perecibles. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
En colchonetas, con cobijas y una sola almohada, brigadistas del MIES pernoctaron en el Coliseo de la Federación Deportiva de Manabí. La disposición fue que los funcionarios viajaran desde los distintos puntos del país para brindar ayuda a los damnificados del sismo de 7.8 grados registrado el sábado 16 de 2016.
Soraya Zambrano es manabita, pero vive en Quito. Llegó a Manta para prestar su ayuda. El objetivo es entregar los víveres recolectados a las zonas más afectadas.
Jazmín Sotomayor también llegó desde Quito. Su misión es brindar ayuda a las familias que han perdido algún integrante. Ella habla con los afectados y hace un vínculo con las autoridades competentes en el caso. Es decir Dinapen, Policía Nacional o la Municipalidad.
En ese mismo Coliseo, los damnificados cercanos al sector llegaron para pasar la noche. Algunos, tapados con toldos, aprovecharon los colchones para acostarse y descansar.
Carlos Alviar y los cuatro integrantes de su familia vivía en el barrio Acasia. La noche del sábado 16 de agosto del 2016 durmieron en la calle. Buscaron el lugar más despejado por temor de que vuelva a pasar algo parecido.
Pero se enteraron del albergue en el Coliseo y acudieron a este. Más autoridades les indicaron que podían quedarse en la zona de los parqueaderos. En el interior estuvieron los brigadistas, junto a las provisiones de agua que fueron entregadas por el estado y por algunos ciudadanos.
En las principales calles comerciales de la urbe, la mayoría de locales están cerrados. Las construcciones se detuvieron. Algunas farmacias funcionan, pero solo se venden artículos de primera necesidad como medicinas, pañales y baterías para radios. El resto de productos no se expenden.
El temor de los trabajadores es que se aprovechen de las carencias para saquear sus locales. Por esa razón es común ver las puertas cerradas con candado.
Al igual que en las gasolineras, en los supermercados también hay filas para adquirir víveres. Uno de los productos que escasean es el agua potable.
En Metal Hierro, empresa de comercialización de productos de construcción y artículos ferreteros, los trabajadores llegaron a las oficinas. Trabajaron dos horas y la gerencia les pidió que se retiraran a sus casas. Hasta el momento no se sabe si volverán al trabajo esta semana.