Caminó dos horas para llegar al Santuario de El Cisne desde el sector denominado El Agua del Milagro, en la carretera que une a San Pedro de La Bendita y El Cisne.
Lo hizo la noche del sábado. Luego, María Montoya, de 49 años, amaneció sentada en una vereda cercana al templo, en medio de un frío intenso. “Este sacrificio se merece la Virgencita, por sus bendiciones”, decía ayer.Ella llegó desde Azogues (Cañar) para participar en la cele-bración principal en honor a la Virgen de El Cisne, en esta parroquia lojana.
Ayer, el santuario lucía saturado de fieles, al igual que el sábado pasado. Los cerca de 80 policías evitaron que los automotores ingresaran al centro de esa parroquia, para minimizar el caos.
Pero ese objetivo no se cumplió en su totalidad, porque hubo congestionamiento vehicular que obligó a los peregrinos a caminar hasta 5 kilómetros para llegar al santuario donde se venera a La Churona.
Ayer, a las 05:00, el sonido de las bandas de pueblo que recorrieron las calles del poblado despertó a los fieles, quienes en su mayoría durmieron a la intemperie, como Montoya, quien estuvo acompañada por su esposo, Luis Peña, y sus hijos, Marcelo y Leonardo.
No encontraron un sitio para hospedarse. La Casa del Peregrino estuvo copada con 600 personas y 80 policías. Lo mismo ocurrió con los cinco hostales que funcionan en este pueblo.
30 minutos después, el templo, que tiene una capacidad para unas 1 500 personas, estaba repleto. Los fieles, como la lojana Maritza Tene, de 49 años, agradecieron por los milagros concedidos y otros pedían favores.
Es la quinta ocasión consecutiva que Tene llega a la celebración en El Cisne. “Pido por mi salud y que me cure del cáncer”. También hubo orenses, azuayos, de la Sierra centro y del norte de Perú.
A las 09:30, la imagen de la Virgen fue sacada de su santuario y llevada en procesión hasta el Campo Mariano, a pocos metros.
En ese espacio se realizó la misa campal a las 10:00. Allí, cerca de 30 000 devotos aplaudieron y cantaron en honor a la Virgen, que estaba ataviada con un manto crema y luciendo su corona de oro.
El escenario donde fue recibida estuvo adornado con rosas, claveles, ilusiones’ La misa, que duró unos 90 minutos, fue celebrada por el obispo de Loja, Julio Parrilla. Le acompañaron unos 10 sacerdotes de la provincia.
Esta celebración fue transmitida a los emigrantes de Estados Unidos, Italia y España, a través de la emisora Grupo Radial GRD Internacional.
Luego de la celebración, la mayoría de peregrinos salió del Cisne, pese a que la imagen seguirá hasta hoy en el templo. Los sitios de alojamiento empezaron a quedarse vacíos y el retorno de centenares de vehículos caotizó el tránsito. Ayer había 500 buses provenientes de El Oro, Azuay, Guayas, Bolívar y Tungurahua.
En la tarde, 70 habitantes de la parroquia trabajaron desalojando la gran cantidad de basura. Hubo jardines destruidos y algunas paredes quedaron manchadas.