Un viento frío sopla con fuerza desde fines de julio frente a las costas de Manta. La bruma marina, a lo largo de la autopista rápida Puerto-Aeropuerto, en el tramo de la ciclovía, acompaña a los deportistas que llegan de lunes a sábado en busca de aire puro.
La ciclovía tiene usuarios desde las 05:00. Son empresarios, estudiantes, amas de casa, educadores y entrenadores personales. Ágiles y entusiastas llegan unos a pie y otros en carro. El trote, las caminatas y el ciclismo los reúne hace cinco años. Este sendero mide cuatro metros de ancho y 6 kilómetros de largo.
Desde los barrios altos que se riegan a lo largo de la av. 4 de Noviembre, vía que recorre el malecón, emergen los atletas urbanos. Llegan en grupos de tres a ocho personas.
Bienvenido Mejía Ponce, de 45 años, se mueve con la agilidad de un adolescente. Hace 23 años se dedica al atletismo y los últimos cinco es entrenador personal.
Junto a Mejía Ponce están Óscar Roig, María Luisa Cevallos y Mercedes Sánchez. Ellos dicen que la madrugada es la mejor hora para eliminar el estrés de la semana. El tramo de 12 km que recorren es en la zona de la playa de Tarqui, al noroeste de la urbe.
Mientras ellos corren por la ciclovía, en la playa ya se siente el trajín de las actividades pesqueras. El sonido de los motores fuera de borda de las lanchas que llegan con los pescadores se escucha a 200 metros.
Los deportistas se desplazan con seguridad. Uno de ellos es Jimmy Zambrano. El hombre de carácter jovial se dedica a la pelea de gallos. Es atleta hace 20 años. Su día empieza a las 05:00, cuando sale desde su casa ubicada, en el barrio La Victoria (parroquia Los Esteros). Al día trota en promedio 8 km. Los rayos de sol aparecen desde las 07:15, el movimiento en la zona del puerto es vertiginoso.
Son las 09:00, es hora de ingresar a los sitios de trabajo. Por eso la ciclovía luce despejada.
Al caer la tarde otro grupo de deportistas llegará a ejercitarse en este sendero que ayuda a la gente a mantenerse en forma.