Los compases e instrumentos andinos se fusionan con el compás de la China. Xiaobudian, Qu Zihan, Ai Yong y Xiao Ou, artistas asiáticos, recorren Imbabura, Cotopaxi y Cañar en busca de las expresiones rítmicas de ambos países.
Ellos son integrantes del grupo Shanren, que significa hombre de montaña. Se unieron a 10 jóvenes ecuatorianos para poner en marcha el proyecto Fusionlab. Durante cuatro semanas, los productores, directores, sonidistas y artistas compilarán material para una producción de 40 minutos.
Una parte del filme se proyectará en el Pawkar Raymi de Peguche de este año.
Según Ana Carolina Báez, directora de Fusionlab, hay rasgos étnicos y culturales similares entre las comunidades que habitan en las montañas del suroeste de China y las de los Andes ecuatorianos.
De acuerdo con Báez, estudiante de la escuela de Academia de Cine de Beijing, los jóvenes asiáticos buscan nuevas experiencias con los instrumentos folclóricos. Para eso, programó la visita a los talleres en Otavalo el pasado 11 de febrero. Allí aprendieron sobre la confección del rondador, tambor, quena y otros.
Además, compartieron con los artesanos de la zona y los danzantes de la comunidad de Peguche. “Las energías que comparten con los elementos de la naturaleza son idénticos. Sin un repaso previo se logró que los instrumentos de ellos se acoplaran con facilidad al ritmo de nuestra música”, cuenta emocionada Báez.
El presupuesto para la filmación y travesía bordea los USD 200 000. El financiamiento se dio con el apoyo del Ministerio de Cultura de la República Popular de China, de instituciones privadas y de familiares de los jóvenes ecuatorianos.
El viernes pasado se hospedaron en la hostería Misihuasi, a cinco minutos del centro de Pujilí, en Cotopaxi. Allí permanecerán hasta hoy.
Para Andrés Galarza, diseñador sonoro de Fusionlab, el sonido de sus instrumentos de cuerda es parecido al del charango. Estas sinfonías orientales se entonan con el dabiya o el xian zi. Este último es similar a un octógono y un cuello de madera que, al final, lleva una cabeza de dragón tallada. Colores rojo, verde y amarillo prevalecen en el xian zi.
En el grupo llama la atención Ai Yong. El asiático de tez negra proviene de la provincia de Yunnan Ham, un grupo étnico minoritario. Es el bajista, percusionista y hace coros.
Según Qu Zihan, originario del grupo Han de China, la percusión no varía. “Es una nación con una diversidad cultural idéntica a la nuestra. Por primera vez estamos en un país donde prevalece lo andino”.
En el primer día de rodaje, en Pujilí, Shanren interpretó el ‘baile del pie izquierdo’ o zuo jiao diao con el grupo de danzantes del Municipio local.
Vestidos con penachos elaborados con plumas de avestruz, enaguas bordadas, tajalí, cascabeles y una pechera bordada, los integrantes de ambas agrupaciones danzaron al ritmo de la música oriental.
“El sol estaba en todo su esplendor y la suave brisa acompañaba este tributo entre las dos culturas. Las energías que emite la tierra te producen una paz y relajamiento indescriptibles”, añade Anna Mungull, directora de cine español, que se unió al grupo en Cuenca.
Para la española, la propuesta fue muy interesante al intentar fusionar las dos culturas. “La música es la voz universal del mundo”, finaliza Mungull.
Los músicos asiáticos tienen planificado visitar mañana el cerro Narrio, en Cañar. En este espacio buscarán articular sus instrumentos con la danza que da inicio a los carnavales.
San Debell, productor musical inglés, dice que el éxito del proyecto radica en el canto a la naturaleza. “La llamativa vestimenta de la cultura es única. La danza y el zapateo son lentos y delicados”, repasó Debell.
Además del largometraje, el grupo tiene previsto la realización de conciertos en vivo, encuentros de artistas, cooperación para la realización de un CD, fotografía fija y publicaciones con ensayos de etnomusicólogos, artistas y estudiosos que indaguen el tema de las similitudes entre los mundos andinos y asiáticos.
En contexto
Shanren llegó al país para promover el proyecto de fusión de la música andina y asiática. La idea es realizar un largometraje para exponer la mezcla de la música de las dos naciones. Según los organizadores, ambas culturas son similares.