La pesca deportiva y lugares abiertos para acampar se ofecen en la comunidad Llangahua, en Ambato. Foto: Modesto Moreta / EL COMERCIO
El número de visitantes se incrementó en las comunidades y parroquias de Chimborazo y Tungurahua. Los operadores y emprendimientos comunitarios notaron que el interés por visitar sitios turísticos al aire libre aumentó en los últimos dos meses.
Según los expertos, los atractivos naturales representan un riesgo menor para el contagio de covid -19, debido a que las actividades se hacen en grandes extensiones de terreno y espacios ventilados que permiten el distanciamiento social.
“En medio de la crisis, las nuevas preferencias turísticas son una oportunidad para los emprendimientos comunitarios y los operadores con oferta de actividades en la montaña”, dice Cristian Cruz, técnico de turismo del Municipio de Riobamba.
Los socios de cuatro proyectos de turismo comunitario de Chimborazo reabrieron sus emprendimientos desde la semana pasada. Ellos se capacitaron para implementar medidas de bioseguridad y diversificaron sus productos para conquistar un nuevo público: los viajeros nacionales.
Los clientes llegan principalmente desde Guayaquil, Quito y Cuenca.
Sus principales clientes siempre han sido los extranjeros, pero ellos dejaron de venir desde octubre, cuando hubo el paro indígena, cuenta Olmedo Cayambe, gerente de la operadora turística Puruwa Razuruku, que oferta servicios en 19 comunidades de Riobamba y Guano. “Ahora estamos diseñando nuevos productos, más accesibles y atractivos para los turistas nacionales”.
Los visitantes de la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo empezaron a incrementarse desde agosto. El Ministerio de Ambiente y Riego calcula que un promedio de 4 200 turistas la visitan cada semana.
El alto flujo de personas motivó a los comuneros de Palacio Real, La Moya y Wamanway a volver a ofertar sus servicios. Los tres proyectos están ubicados en las faldas del coloso.
Las mujeres de Wamanway, por ejemplo, cuentan con una cafetería y desde mañana estará disponible el servicio de guianza por los senderos del Chimborazo y alimentación tradicional servida en una pambamesa.
El servicio de guianza por los senderos de dificultad simple y media cuesta entre USD 25 y 40. Hay rutas que se pueden hacer a pie, en bicicleta e incluso hay una caminata con alpacas para niños pequeños.
“Tenemos rutas de escalada para principiantes y deportistas con experiencia. Este nuevo servicio genera ofertas laborales para los escaladores que perdieron su temporada alta en el verano”, dice Balvanera Cruz, administradora del Chimborazo Lodge.
En Tungurahua, las actividades al aire libre como el trekking, la pesca deportiva, los baños en aguas termales o los recorridos por el páramo son la nueva tendencia entre los turistas. Estas actividades son promocionadas por operadores de turismo, la Prefectura y el Municipio de Ambato.
La visita a la Reserva Comunitaria Llangahua es una de las opciones para pasar cuatro días de descanso.
En el lugar, de 6 213 hectáreas, se disfruta de la pesca deportiva, caminatas, cabalgatas y avistamientos de aves. Los visitantes pueden hospedarse en dos cabañas rústicas y degustar la trucha frita o habas cocinadas con choclo y queso.
Los turistas tienen la opción para caminar por un sendero natural para conocer la laguna de Chuquibantza. Este espejo de agua, de 6 hectáreas de diámetro, está localizado a 3 880 metros de altura.
A dos kilómetros de esa comunidad están las aguas termales de Cunuyacu. En este lugar, administrado por la comunidad, también se aplican las medidas de bioseguridad.
El ingreso cuesta USD 2 para adultos y USD 1 los niños.
“Hay que salir de la ciudad donde hay contaminación por el covid-19. Buscamos espacios abiertos para evitar infectarnos y esta es una opción”, dice Marcelo Carrión, un visitante que arribó desde Ambato.
De retorno por esta carretera de dos carriles se puede desviar a la parroquia Pasa. Ahí está el museo donde se muestran las antiguas herramientas que los campesinos utilizaban para la agricultura.