Chimborazo controla mejor el fuego

El incendio en Amula Chico. Los dirigentes Manuel Cando, Tomás Pagolo y Ramón Cando recorren parte de las 25 hectáreas de árboles  de pino destruidas por el fuego. Fotos: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

El incendio en Amula Chico. Los dirigentes Manuel Cando, Tomás Pagolo y Ramón Cando recorren parte de las 25 hectáreas de árboles de pino destruidas por el fuego. Fotos: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

El olor a madera quemada es intenso y se impregna en la ropa de los visitantes en el bosque de la comunidad Amula Chico, ubicada a 30 minutos de Riobamba.

Los dirigentes Manuel Cando, Tomás Pagolo y Ramón Cando recorren una parte de las 25 hectáreas destruidas por las llamas. Los hombres, como si se hubieran puesto de acuerdo, se quedan en silencio en medio del desastre.

A sus pies, los troncos de pino y pajonales yacen destruidos por uno de los 53 incendios forestales que han ocurrido en Chimborazo en lo que va del año. Y el peligro de que nuevas hogueras acechen.

Para eso, los campesinos decidieron hacer rondas de vigilancia desde la parroquia Armenia hasta Amula, unos 15 minutos de recorrido en automóvil.

Temen que una nueva reactivación de las llamas destruya la escuela del poblado, sembríos y unas ocho casas dispersas con paredes de adobe y tejas. Las guardias en esta comunidad no tienen el asesoramiento de los técnicos forestales.

Pagolo, de 73 años, aún recuerda que el miércoles 4 de este mes una escasa humareda fue visible en la parte baja de la montaña. Vestido con pantalón de tela, suéter de lana, sombrero y botas de caucho indica que con la ayuda de 80 compañeros apagaron el fuego.

Utilizaron azadones, machetes y ramas verdes. "Llamamos a los bomberos de Riobamba pero llegaron sin agua. Nosotros nos dividimos en grupos y comenzamos a trabajar para salvar nuestro bosque", recuerda Pagolo.

El intenso viento mueve los troncos carbonizados y levanta el tizne. Los dirigentes eluden las ramas, árboles virados y observan unas cinco plantas verdes en medio de la destrucción el viernes pasado.

"Tardará unos dos años en recomponerse este sector. Nadie nos dijo cómo apagar el fuego ese día. Cuando los bomberos de Colta llegaron nos prestaron herramientas para ayudarles en las labores", recuerda Manuel Cando.

Según datos de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos de Chimborazo, de los 53 incendios eliminados, 30 de ellos fueron liquidados con la intervención de personal del Ministerio del Ambiente de Chimborazo, Bomberos y soldados de la Brigada Galápagos. Los 23 restantes fueron menores a media hectárea y lo solucionaron las mismas comunidades.

El más grave fue el que consumió 70 hectáreas de páramos en Tambo Guahsa, una comunidad de la parroquia rural San Juan, ubicada a 30 minutos de Riobamba.

La zona devastada es parte de la Reserva de Producción Faunística Chimborazo. Allí habitan venados, vicuñas, conejos y ratones silvestres. Para sofocar el fuego trabajaron 20 bomberos forestales, bomberos de Riobamba y los comuneros del sector.

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Según Hugo Merino, director de la Secretaría de Riesgos, hay la sospecha de que la mayoría de los incendios fueron provocados.

"En las comunidades es costumbre quemar la paja para obtener nuevos brotes. Algunas quemas se salieron de control y perdimos varias hectáreas. Ahora emprendimos una campaña de prevención en la provincia", afirma Merino.

Las acciones para prevenir e indicar la forma correcta de las quemas controladas se iniciaron el 9 de agosto pasado. Tres días antes, las llamas pusieron en peligro a 250 habitantes de las comunidades Pinipala, Lirio, Nabag y Tepeyag Bajo pertenecientes a la parroquia Juan de Velazco en Colta.

El denso humo y una extensa mancha negra se podía observar desde la vía Panamericana que une a Guayaquil con Riobamba.

Luis Toabamba relata que una vaca y varios animales silvestres se calcinaron. El agricultor, de 32 años, comenta que el fuego se encontraba a pocos metros de la casa comunal y la escuela de la comunidad Lupasig Pucará.

"Utilizamos nuestros sombreros para llevar agua y palos para machacar las llamas. Nadie nos capacitó y apagamos el fuego observando a los bomberos", comenta.

Punto de vista

Norma Erazo. Dir. de Ing. Ambiental de la Espoch

'La pérdida de vegetación afectará a los suelos'

La vegetación de páramo es importante porque regula el equilibrio natural del ecosistema. Los microorganismos y animales que habitan en la altura dependen de esta vegetación para subsistir.

Los incendios interrumpieron esta delicada línea natural y causaron un perjuicio que tardaría al menos 50 años en recuperarse. Además, causará una disminución de la vida silvestre y afectará al suelo. A consecuencia de esto habrá erosión y deslizamientos de tierra. Los habitantes de las comunidades deben dejar de efectuar las quemas controladas como una práctica común, deben concienciarse sobre el daño.

Otras acciones

La Dirección Ambiental del Gobierno Provincial de Chimborazo entregó 60 000 plantas nativas para reforestar los bosques quemados en la parroquia Juan de Velasco, en Colta.

La institución provincial tiene planificado entregar 1 070 000 plantas nativas forestales y 70 000 frutales madereras en los 10 cantones.

Dirigentes de San Juan, Sicalpa, Puela, Calpi, Pangor, Amulachico, Pinipala y Tunshi serán capacitados.

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