Un día después de los hechos de violencia ocurridos en el caserío Santo Domingo, del cantón Cevallos (Tungurahua), los vecinos todavía están preocupados por los continuos robos de accesorios y enseres.
“No hay como dejar nuestras viviendas o los carros solos porque enseguida dañan las seguridades y se llevan lo poco que poseemos. Aquí hay gente dedicada al agro, la ganadería y el comercio. Los sospechosos llegan de otros lados”, dice Nubia N., vecina del lugar.
El domingo pasado, alrededor de las 20:00, un grupo de mujeres logró capturar a un presunto perpetrador cuando éste se había apoderado de los accesorios de dos autos del lugar. “No era la primera vez. Habían ocurrido otros cuatro casos en las últimas semanas. Por eso, la gente se enardeció”, contó Carlos V., dirigente barrial.
La gente llevó al presunto culpable hacia la cancha parroquial. En cuestión de minutos se reunieron más de 300 personas. La ira de la gente se desató en golpes y patadas.
Algunos querían rociarle gasolina y prenderle fuego de inmediato, otros pedían que lo castigaran con agua helada y ortiga. Las gestiones policiales consiguieron lo segundo. Tras el escarmiento, personal del GOE se llevó al sospechoso.
Las denuncias de robos son incesantes desde los caseríos Andignato, Santa Rosa, La Florida y La Unión. “Hay grupos organizados de personas que prefieren sustraerse accesorios como radios, espejos, retrovisores y los objetos que olvida la gente en el interior ya sean computadoras, carteras”, comenta Luisa D.
Según Carlos V., dirigente, hace 15 días las memorias de tres autos fueron sustraídas durante un sepelio. “También se llevaron 300 cuyes y dos semovientes. Hace una semana se inauguraron las canchas del barrio y se colocó una placa que también fue sustraída. Lo del domingo fue una advertencia para que los que están haciendo este mal se detengan, pues les irá peor en el futuro”.
En el último hecho, dos camionetas de la Cooperativa de Transportes 29 de Abril perdieron algunas partes mecánicas. Los vehículos se encontraban estacionados en el parqueadero del Coliseo de los Deportes, ubicado en la avenida 13 de Mayo y González Suárez. Sus dueños participaban en un encuentro deportivo, una actividad de fin de semana muy común en esos barrios situados a 20 minutos de Ambato.