El pintor ambateño David Moscoso que lo muestra pintando la cúpula de la Catedral de Ambato (Ecuador). La catedral es una exclusiva muestra de la ‘conciliación entre el catolicismo europeo y la cosmovisión andina’. Foto: EFE
La catedral de la ciudad de Ambato es una exclusiva muestra de una ‘conciliación‘ entre el catolicismo europeo y la cosmovisión andina, en la que se representa a Dios como una figura natural y no humana.
Esta inusual representación es obra del pintor ecuatoriano David Moscoso, quien espera terminar con este proyecto, iniciado hace doce años, en los próximos meses, en los que deberá instalar sus mosaicos en los pilares que sustentan la cúpula y terminar el baptisterio con el revestimiento de su pared.
En la cúpula sus murales muestran los principales volcanes de la cordillera andina que cruza el país de norte a sur, y toma como eje a la catedral de la ciudad ya que, desde ella, se puede vislumbrar en un día despejado cada una de esas elevaciones.
Se trata de los volcanes Tungurahua, Cayambe, Cotopaxi, Antisana, Chimborazo, los Llanganates, Carihuairazo y Sangay, que son el símbolo del “mestizaje real” existente entre las creencias precolombinas y el dogma religioso europeo, según Moscoso.
“Tiene que ver mucho con esa cosmovisión de los pueblos originarios de lo que ahora es Ecuador y su interrelación con la naturaleza, y eso es lo que de alguna manera está plasmado aquí, y es lo que la vuelve única”, comentó el pintor ambateño.
De 39 años, Moscoso ha expuesto sus obras en países como EE.UU., Brasil, Colombia y Perú, y en la que es su máxima creación ha escogido una alegoría de la naturaleza para representar a Dios, a la Trinidad y al Espíritu Santo.
Es por ello que la de Ambato es, según él, la primera catedral del mundo que no muestra estos conceptos religiosos con figuras tradicionales como el ser humano o la paloma.
A su juicio, el ser humano es “efímero“, pero la naturaleza se mantendrá durante miles o millones de años prácticamente inamovible, de tal forma que “lo medianamente permanente son los volcanes“.
“No hay ángeles ni demonios porque es la reconciliación del ser humano con el creador: no hay culpas, es simplemente acogernos, llegar a establecer ese vínculo de comunión”, señaló el artista en una entrevista con Efe.
Sus primeras obras artísticas para la catedral las entregó en 2007, dos años antes de que el Papa Benedicto XVI promulgara que la conservación de la naturaleza era un precepto religioso y que su destrucción está considerada un pecado, por lo que la catedral de Ambato se adelantó a su época.
Moscoso trabajó durante todo un año de 8:00 a 18:00 en las pinturas de la catedral y en las madrugadas preparaba sus exposiciones artísticas en diferentes partes del mundo, mientras por la noche hacía ejercicio físico para aguantar la carga de trabajo.
Ejemplo de su esfuerzo es la cúpula de la catedral, con un área pintada de 200 metros cuadrados y que está a 60 metros de altura. Sus dos tondos (piezas artísticas circulares) tienen cuatro metros de diámetro y el muro del altar mayor unos 40 metros desde el suelo.
“Todo el mundo creía que iba a pintar como en las películas, en las que se muestra a Miguel Ángel recostado y con toda la pintura en el rostro. Yo todo lo hice de pie”, indicó Moscoso.
La estructura de madera en forma de telaraña de los tondos les ayuda a soportar la curvatura y están trabajados en óleo y cera de abeja, al estilo de las grandes tumbas egipcias, para que esta última ayude a encapsular el pigmento y evitar su degradación con la luz y las inclemencias meteorológicas.
Sin embargo, en los murales recurrió a las técnicas y a la química más modernas, aplicando astomérico al acrílico para que el movimiento natural del edificio -sea con los sismos o con los propios de la tierra– no afectara a las obras.
Pretende terminar la decoración del interior de la catedral en coincidencia con el 70 aniversario del terremoto que en 1949 sacudió la ciudad y destruyó a su antecesora.
Aunque reconstruida en 1954, la historia de este templo se remonta hasta 1698, año en el que se construyó la capilla original, destruida por otro terremoto un siglo después.
En esta nueva fase de diseño interior, Moscoso instalará mosaicos en los cuatro pilares que sostienen la cúpula, y concluirá el baptisterio con el encargo del nuevo obispo, Monseñor Jorge Giovanny Pazmiño, de usar la piedra del antiguo templo.
Con vitrales en concordancia con la escala cromática de los murales de Moscoso, que fueron elaborados por Guillermo Larrazábal, un español afincado en Cuenca (sur), la nueva catedral de Ambato no solo mezclará lo andino con lo europeo, sino también lo nuevo con lo pretérito.