El Carmelo, otra despensa de Colombia

En la feria del viernes. El campesino Óscar Quitanchala vende naranjas y tomates recién cosechados de su huerta cercana a El Carmelo.

En la feria del viernes. El campesino Óscar Quitanchala vende naranjas y tomates recién cosechados de su huerta cercana a El Carmelo.

El viento mece los helechos, pumamaquis, geranios, alisos, cedros, guantos y sembradíos de papa que cubren las colinas de verde.

La abundante floresta bordea el camino de lastre que conecta a las comunas Frailejón, Cartagena, Florida, Playa Alta, Buena Vista, Aljún y Capulí.Es día de feria y el ajetreo comienza desde las 07:00, en la parroquia El Carmelo, localizada a 37 kilómetros al suroriente de la provincia del Carchi. Es viernes 21 de mayo. El movimiento se acentúa en los alrededores del parque central.

En la adoquinada calle Carchi, los vendedores ofrecen frutas, hortalizas, insumos agrícolas, CDs y comidas rápidas. Los dólares y los pesos colombianos circulan por igual.

En el puesto de control fronterizo, a tres cuadras del parque, dos militares del batallón Yaguachi (Imbabura) protegen sus rostros con pañuelos. Procuran no aspirar el polvo del sinuoso camino que une a Colombia y Ecuador.

En una libreta anotan nombres, placas de los vehículos y motocicletas que a cada momento pasan la cadena limítrofe.

Los colombianos, además de su cédula, deben presentar el pasado judicial, un documento que siempre les incomoda.

Con la talega (bolso de yute) bajo el brazo derecho, la colombiana Fabiola Narváez cruza a pie y se encamina a la feria. En su diminuta cartera de cuero negro lleva 40 000 pesos o casi USD 20.“Necesito comprar un abono, una caneca para fumigar y la comida para el almuerzo. Del otro lado viven mi madre y mi hermana, ellas son ecuatorianas. Mi hijo y mi esposo son de Colombia. Las visitas son continuas porque además de visitar a la familia nos abastecemos en El Carmelo”.

El viernes es el día de feria más importante para 3 575 habitantes de El Carmelo y sus siete comunas. Pero también para los moradores de las veredas San José Alto, San Antonio, La Palma, El Salado y La Victoria, en Colombia.

En el último lustro, El Carmelo se convirtió en una despensa de los colombianos. Esta parroquia, en Carchi, y La Victoria, en Nariño, son las urbes más pobladas y geográficamente más importantes de ese sector. 9 000 personas viven en La Victoria y como ocurre con otros poblados fronterizos, la mayoría de habitantes comparte lazos familiares.

Sin embargo, las diferencias sociales y de infraestructura son marcadas en ambas urbes.

El Carmelo tiene un centro poblado adoquinado, agua potable, alcantarillado y una excelente carretera asfaltada de 25 kilómetros (inaugurada hace seis meses) que lo conecta con Julio Andrade, Huaca y San Gabriel. Y lo más importante: sus habitantes tienen tranquilidad, la guerrilla está al otro lado de la frontera.

La Victoria, un pueblo más extenso, dispone de un centro y vías alternas de tierra. Los vecinos no aprueban fotografiarse ni alzar la voz para opinar por el candidato presidencial de su preferencia. El temor a los miembros del Frente 48 de las FARC pesa.

Gregorio Champutiz, inspector de Policía del corregimiento La Victoria (Municipio de Ipiales), frunce el ceño y mira a una calle de tierra cuando aporta detalles de su comunidad.

“El Carmelo, o también denominado El Pum, perteneció a Colombia. Fue cedido al vecino país en 1916 mediante el tratado Muñoz Vernaza-Suárez”.

“Muchos colonos -dice- decidieron volver a Colombia y fundar La Victoria, en 1917. Otros se quedaron allá y profundizaron sus lazos familiares. La cercanía nos motiva a comercializar para el sustento diario. Acá los ecuatorianos compran ropa”.

La ventaja vial y el intenso comercio alimenticio se aprovechan muy bien en El Carmelo.

Los 40 miembros de la Asociación Rancheros del Norte, por ejemplo, instalaron en los últimos siete años una tercena, tanques de enfriamiento para la leche, un almacén agroveterinario y un mini camal.

Oswaldo Benavides, miembro de la Asociación, administra la tercena situada muy cerca de la iglesia de la Virgen de El Carmen, patrona del pueblo.

“La carne de chancho, ganado y cuyes se vende mitad para los ecuatorianos y mitad para los colombianos. En esta parroquia se producen 12 000 litros de leche al día, de los cuales nuestra Asociación aporta 3 800”.

En el mini camal se faenan cinco chanchos a la semana. Cada uno tiene 240 libras.

El centro de la aldea nacional tiene todo tipo de negocios.Panaderías, sastrerías, locales de electrodomésticos, asaderos de pollos, tiendas y más. Eso sí, todos se quejan porque no tienen señal para telefonía celular.

Cerca de las 18:00, la feria decrece. Los comerciantes desarman los pequeños puestos de venta, elaborados con cajas de madera y techos de plástico.

René Noguera, presidente del Gobierno Parroquial, observa atento y dice: “La venta de mercancías permite sobrevivir a miles de personas en El Carmelo y La Victoria. Poco a poco estamos saliendo de la marginalidad. El contrabando es mínimo”.

Fabiola Narváez también se marcha de El Carmelo luego de visitar a sus parientes. En el control muestra los productos a los militares y se aleja por el camino que la conducirá a la vereda El Salado. Volverá el fin de semana como cientos de sus coterráneos.

La siembra de árboles nativos

El Consejo Provincial del Carchi y las Juntas Parroquiales mantienen un programa de reforestación en los seis cantones de la provincia. El pasado viernes, 130 alumnos de la Red Educativa El Carmelo plantaban especies nativas en el parque parroquial (aliso, polylepis y pandala).

Claudia Gualoquén, de segundo año de bachillerato, admiraba a un pequeño polylepis, especie que solo crece en los páramos. “Para nosotros -dijo- es importante proteger estos árboles, de lo contrario pueden desaparecer”.

Rommel Rosero, técnico del Ministerio de Ambiente, explicó que brindan charlas para que los chicos conozcan la importancia de recolectar y proteger ciertas semillas de la región; por ejemplo, del cedro de altura y motilón, el cual produce un fruto dulce. Los municipios del Carchi, como el de Espejo, mantienen viveros forestales para la comunidad. El promedio de plantas : 100 000.

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