Los servicios aeronáuticos en el país han sido limitados o restringidos, pero no suspendidos a causa de la emanación de ceniza del volcán Tungurahua, especialmente en la última semana.
El desvío de las rutas de las aeronaves o el incremento de la altura de vuelo son las principales medidas tomadas por las autoridades ante la presencia de nubes de ceniza en el ambiente.
Fernando Guerrero, director general de la Dirección de Aviación Civil (DGAC), explicó que las rutas más afectadas por la ceniza son la Quito-Cuenca, Quito-Loja, Quito-Lima y viceversa.
“Hacemos un monitoreo constante las 24 horas. Lo primero es la misma observación que hacen los pilotos de los aviones que nos notifican de inmediato sobre la presencia de ceniza. También trabajamos con información del Instituto Geofísico de la Politécnica”, dijo Guerrero.
Además, se manejan con reportes de centros internacionales de monitoreo satelital en Washington (EE.UU.), y de los sistemas nacionales de radar y control de la DGAC.Por el momento ningún vuelo se suspendió por efecto del Tungurahua. Las restricciones consisten en desviar a los aviones de la ruta. La más utilizada entre Quito y el sur ha sido por la Amazonía. Aún no es necesario desviarlos sobre el océano Pacífico.
Según Guerrero, cuando se han presentado problemas fuertes por la ceniza, que se ubica entre los 25 000 y 30 000 pies, los aviones vuelan a una altura promedio de 36 000 pies para evadir los efectos de las nubes del material volcánico.
La Terminal Aeroportuaria de Guayaquil SA (Tagsa) está lista para cualquier contingencia en caso de que se presente ceniza sobre este aeropuerto.
Su gerente general, Ángel Córdova, dijo que en este último proceso eruptivo del Tungurahua no se han presentado novedades en la ciudad.
“Tenemos equipo y personal listos. Contamos con dos barredoras mecánicas, personal propio y otro como el del Puerto Limpio, empresa con la que ya coordinaron acciones en caso de una emergencia”, dijo Córdova.
Tagsa tiene un operativo listo, basado en la experiencia de mayo pasado cuando cayó ceniza sobre el Puerto Principal.
En el caso de Cuenca, la emisión de ceniza del volcán Tungurahua no afecta significativamente a las aerovías que atraviesan esa zona.
Según el jefe del aeropuerto Mariscal Lamar de la capital azuaya, la ceniza se eleva hasta los 22 000 pies de altura, lo que impide usar la aerovía normal.
La alternativa planteada por la Dirección de Aviación Civil es que las aerolíneas empleen el mismo trazado, pero por un nivel más alto, es decir sobre los 24 500 pies de altura. La DGAC está monitoreando las condiciones atmosféricas de todas las rutas para emitir las recomendaciones a las aerolíneas que transitan cerca del volcán.
Al volar sobre ese nivel no hay ningún riesgo para las aeronaves, ni los pasajeros, explica. La ruta hacia Guayaquil no ha sufrido ningún efecto por la emisión de ceniza del coloso.
Según Pablo Calle, gerente de Tame en Cuenca, los aviones de esta compañía usan la ruta usual, pero vuelan a alturas de 25 000 y 26 000 pies. Esa elevación impide que los motores absorban la ceniza y sufran inconvenientes mecánicos en sus rotores.
La mayor novedad causada por la ceniza se presentó el pasado martes. Algunos vuelos entre Quito y Cuenca debieron emplear una ruta alterna por la Amazonía, al oriente del país. La ruta Cuenca-Guayaquil no tiene inconvenientes de navegación aérea.
48 horas de ceniza en Ambato
Desde el mediodía del miércoles cae ceniza volcánica sobre Ambato, capital de Tungurahua.
Este fenómeno tomó por sorpresa a miles de personas. Pocas utilizaron mascarillas, gafas y gorras. Los médicos advierten sobre posibles complicaciones respiratorias si se inhala constantemente este material. Pero hasta las 14:00 de ayer, no se registraron emergencias en el Hospital Docente Ambato.
“No estábamos preparados. La ceniza se siente en el paladar y en la garganta. Es molesto”, dijo Julio Ramos, comerciante de la concurrida av. Cevallos en el centro de la urbe.
En esa zona, anteayer, la ceniza fue muy visible porque el cielo estaba despejado y soleado. Los vehículos, veredas y calles se cubrieron con una fina capa de que volvía a levantarse con el paso de los automotores.
La noche de ayer llovió copiosamente y la región, incluido el volcán, amaneció con una densa neblina. Aún así podía percibirse la ceniza en el ambiente. Pablo Palacios, técnico del Instituto Geofísico, explicó que el viento arrastró también las partículas volcánicas hacia Riobamba y Salcedo (Cotopaxi).
“Desde su reactivación el 22 de octubre último, las explosiones y la expulsión de bloques incandescentes siguen ocurriendo”, reseñó Palacios.
En las últimas 48 horas, los técnicos de la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Ambato (Emapa) y de la Dirección de Ambiente del Cabildo volvieron a retomar sus planes de contingencia.
Javier Acurio, jefe de Ambiente, explicó que de continuar este fenómeno se procederá como en el 2006. “Contrataremos 120 personas para barrer las calles, 15 volquetas y tres retroexcavadoras”.
Rafael Maldonado, gerente de la Emapa, dijo que por ahora no hay problema con la distribución y tratamiento del agua potable para la ciudad.