Tras la veneración en su hogar, la cuencana Rosa Mocha, de 53 años, devolvió la mañana del miércoles 29 de noviembre la réplica del Niño Viajero a la familia Pulla, mantenedora de esta tradición religiosa-cultural. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO
Los preparativos para el tradicional Pase del Niño Viajero, la celebración cultural-religiosa más importante que se vive por la Navidad en la capital azuaya, avanza. La Comisión de Pastoral de la Arquidiócesis de Cuenca trabaja en los planes de contingencia y de seguridad.
Las religiosas carmelitas de la Iglesia del Carmen de la Asunción son las custodias de la delicada imagen del Niño Jesús tallada en 1823 y que cada 24 de diciembre es venerada por miles de devotos cuencanos, azuayos, de diferentes ciudades del país y extranjeros.
La Comisión de Pastoral la preside del arzobispo, Marcos Pérez Caicedo; y la integran delegados por las hermanas del Carmen de la Asunción, Grupo Hermano Miguel, Vicaría Urbana, Universidad Católica y un miembro de la familia Pulla, como mantenedores de esta tradición de más de 80 años.
El 25 de octubre del 2017, con la bendición de 1 200 panes y chicha se iniciaron oficialmente los preparativos. Este acto se cumplió con una eucaristía en la iglesia de El Carmen de la Asunción y se anunció a la Policía Nacional como el prioste del Niño Viajero de este año.
Los panes se repartieron entre las familias, barrios, comunidades y parroquias, para comprometerlos a que participen en la multitudinaria expresión de fe, en recordación del nacimiento del niño Jesús, y que reúne a más de 50 000 personas por las calles céntricas de la ciudad.
La Comisión de Pastoral tiene casi listo el plan de contingencia que incluye la ubicación del altar mayor al pie de la Iglesia Corazón de Jesús, normas de seguridad que deben cumplir los carros alegóricos, la ubicación del personal de los organismos de socorro, baterías sanitarias…
También los sitios de hidratación (agua y chicha gratuita) y la entrega de fundas de caramelos para los niños que participan disfrazados. Para el 24 de diciembre está previsto repartir 13 000 litros de chicha de jora, casi el doble de lo que hicieron en el 2016, dijo el padre Joffre Astudillo, coordinador de las actividades.
Según él, esto lo decidieron pensando en la larga jornada y las condiciones climáticas actuales. La preparación y distribución de la chicha y de las fundas de caramelos está a cargo de la familia Pulla; mientras que los panes son elaborados por las madres del claustro del Carmen.
En estos días, la réplica de la Niño Viajero de la familia Pulla, recorre algunos hogares cuencanos. Por ejemplo, la noche del 28 de noviembre pasado fue venerada en la casa de Rosa Mocha, en la parroquia rural de Baños, y el miércoles 29 regresó a la casa Carmen Llivipuma Pulla.
Mocha contó que cada año se lleva la imagen para rezar con su familia, como una forma de prepararse para el Pase del Niño. Ella participa con más de 20 personas (hermanos, hijos, nietos, sobrinos) en un carro alegórico donde viajan los personajes bíblicos y danzantes.
En la casa de Carmen Llivipuma la imagen religiosa permanece todo el tiempo en un altar rodeado de rosas frescas y una fotografía de Rosa Pulla, su madre fallecida hace 10 años, quien fortaleció esta expresión de fe y cultura. De allí sale a los hogares devotos conocidos, dijo Marcelo Peralta, esposo de Llivipuma.
Como agradecimiento, algunos devotos colaboran con caramelos y galletas a la familia Peralta Llivipuma, para que entreguen a los niños en el Pase del Niño Viajero del 24 de diciembre. Ellos empezarán a enfundar las golosinas este 12 de diciembre, con ayuda de familiares y vecinos del barrio Convención del 45.
La segunda semana de diciembre se reunirán las autoridades de todas las instituciones públicas (ECU-911 Austro, Secretaría de Gestión de Riesgos, Bomberos, Cruz Roja, Municipio, Ejército, Policía…) que tienen que ver con la seguridad para definir la cantidad de personal que apoyará durante toda la celebración, dijo el padre Joffre Astudillo.