El Pan (Azuay), Baños (Tungurahua), La Libertad (Santa Elena) y Huaquillas (El Oro) son cantones que fueron bautizados con nombres anecdóticos o relacionados con hechos históricos. Conozca por qué se llaman así.
El Pan, Azuay
Cinco hipótesis de su nombreEl profesor Félix Torres busca entre sus libros y documentos. Allí están las cuatro leyendas que dieron nombre al cantón azuayo de El Pan.
La primera se relaciona con el cacique Pan, de la cultura Cañari. Torres mira al cerro e indica que allí fue un centro de adoración donde vigilaba este cacique. En la actualidad, en este mirador natural llamado Turi existe una gran cruz blanca. Está a 30 minutos del centro poblado donde habitan 3 750 personas.
Torres recuerda otra leyenda, mientras se pasea por el patio del colegio de El Pan. Según él, en 1599 hubo un levantamiento Shuar en la Amazonía y un indígena de apellido Pand llega a esta zona. Se tomó su nombre porque significa valle y la zona está rodeada de montañas y su tierra es productiva.
El Pan está ubicado al nororiente de Azuay, situado en un pequeño valle a 2 260 metros sobre el nivel del mar, a 90 kilómetros de la capital azuaya.
Según los testimonios recabados por Torres, en la Conquista llegaron los españoles Luis y Pedro Pan que se radicaron en el sector. Pero no existen descendientes ni tampoco hay documentos que ratifiquen que llegaron al poblado de calles estrechas y adoquinadas.
La última leyenda gira en torno a las montañas Panjón y Chimbapan que están en las inmediaciones de la comunidad. Desde estos lugares sus habitantes se dirigían al centro cantonal para conseguir alimentos como frutas, maíz, fréjol y hortalizas, entre otros.
La singularidad de este cantón es que no existen panaderías. Sus habitantes tienen por costumbre elaborar pan de maíz y pan de harina en sus viviendas. Tienen hornos de ladrillo y barro. Otros funcionan a gas, dice Torres, quien es el profesor de Historia y Geografía.
Natividad Ordóñez también tiene su teoría del nombre de su poblado, que fue declarado cantón el 10 de agosto de 1992. Según ella, los primeros pobladores encontraron en el camino una cruz pequeña de plata en la que está crucificado un Jesús de madera a la que le pusieron el nombre del Santo de El Pan. Esa escultura reposa en la actualidad en la iglesia de esa urbe. Redacción Cuenca
Baños/Tungurahua
Los indios la llamaban IshpaypaeCruzando el río Pastaza, donde la Sierra se une con la Amazonía, se levanta el cantón Baños de Agua Santa en la provincia de Tungurahua.
Una serpenteante vía asfaltada conduce a ese poblado de calles angostas y edificios de tres y cuatro pisos. Es la carretera de doble vía Ambato-Baños- Puyo.
¿Por qué se llama Baños? En esa pequeña y próspera ciudad hay una cascada de agua helada. Está flanqueada por abundante vegetación que cubre la montaña que abriga la urbe.
A sus pies hay también varias vertientes de aguas termales. Estas emergen del volcán Tungurahua.
Según una crónica del Archivo de Indias de 1604, antes de la intrusión española, en ese lugar se bañaban los indígenas panzaleos y puruháes. Lo llaman Ishpaypae, que significa ‘bañarse en los meados de Mama Tungurahua’.
Luego, con el arribo de los españoles que buscaban El Dorado en la Amazonía, las fuentes de agua se denominaron ‘Asiento de Los Baños’. Poco a poco, las aguas termales y la cascada se convirtieron en atractivo para los viajeros. Por la ubicación geográfica, tanto antes como hoy, Baños es un sitio estratégico entre ambas regiones.
Los pocos pobladores que habitaban las dos haciendas que conformaban Baños en ese entonces (San José de Juivi y San Vicente) comercializaban maíz, yuca, camote, plátanos, frutas y pimientas.
De ese modo, el nombre de Baños se quedó en el hablar de las personas. A pesar que no existen datos exactos que indiquen desde cuando se llama así.
El primer registro es de 1764. Fue escrito por el Padre italiano Mario Cicala. En su obra ‘Descripción Histórico Topográfica de la Provincia de Quito’ se refiere al poblado ya como Los Baños.
“Un lugar de aguas a las que acude gente de toda la provincia, peregrinos y personajes importantes”.
En los años posteriores, los datos históricos ya se refieren a esta ciudad como Baños. Eso ocurre, por ejemplo, en las crónicas sobre las erupciones volcánicas del 4 de febrero de 1773. Baños, según la historia, no tuvo fundador ni fecha de fundación. Simplemente se fue poblando. R. Sierra Centro
Huaquillas/El Oro
Las ‘huacas’ fueron el origenEl nombre del cantón proviene de los profusos enterramientos aborígenes conocidos como huacas que se encontraban en todo el territorio. Los montículos dominaban el paisaje donde ahora se asienta Huaquillas.
Según el antropólogo orense, Rodrigo Murillo, los muertos precolombinos se enterraban en la zona con “variadas y vistosas ofrendas”. Con respecto a la relación del nombre con esos entierros, explica que “así, agregándole un diminutivo a la palabra, nació Huaquillas”.
Los primeros habitantes se dedicaban a la alfarería y a los intercambios comerciales de especies marinas. El actual territorio del cantón formaba parte de la hacienda Cayancas, adquirida por Juan José Valarezo, en 1873, a la familia santarroseña Noblecilla. El predio fue transformado en campamento del Batallón Cayambe, durante la incursión peruana de 1941.
La localidad accedió a la categoría de parroquia rural del cantón Arenillas, el 13 de febrero de 1964. La ciudad creció rápidamente gracias al impulso del intercambio fronterizo y 16 años más tarde, el 1 de octubre de 1980, se convirtió en cantón. Tiene 53 000 habitantes y no posee parroquias rurales.
Tiene cinco parroquias urbanas: El Paraíso, Milton Reyes, Ecuador, Unión Lojana y Puerto Hualtaco. Esta última es el eje de la actividad pesquera artesanal de la frontera orense, con caletas de pescadores dedicadas a la captura de cangrejos y a la recolección de conchas en los manglares de la zona.
Parte de la pesca se comercializa en las vecinas localidades peruanas, como Aguas Verdes, Zarumilla y Tumbes.
La economía se centra en el comercio, particularmente en el intercambio de productos. Según la Cámara de Comercio cantonal, el 70% de la población vive de la actividad comercial, principalmente de la venta de ropa y electrodomésticos.
El resto de la población se dedica a la pesca artesanal y fabricación artesanal de ladrillos. La mayoría de los productos agrícolas que consume la población provienen del interior de la provincia, o de las vecinas localidades peruanas. Redacción Machala
La Libertad/Santa Elena
Antes se la llamó la AgujereadaEn sus inicios, al poblado se lo conoció como la Agujereada o La Hueca. Se debía a su geografía muy accidentada donde predominaban cerros, quebradas, esteros y pequeñas represas.
La historia cuenta que, en 1531, Francisco Pizarro desembarcó en el lugar La Caleta, donde hoy está La Libertad.
Las referencias históricas indican que, como resultado de la transformación liberal y al crearse el Registro Civil, en 1895 los nativos de esta zona se declaraban naturales del recinto La Hueca. Otros decían ser oriundos de La Propicia, nombre de una pequeña ranchería.
Para 1880 existían pueblos peninsulares como Chanduy, Engabao, Santa Elena, la Hueca, Salinas, Manglaralto…
“Hasta 1918 se la conoció oficialmente como la Agujereada. Varios pobladores solicitaron el cambio al del recinto La Libertad”, recordaba Fortunato Narváez, periodista octogenario del lugar.
La solicitud del cambio de nombre fue discutida, en primer debate, en el Concejo Cantonal de Santa Elena el 12 de enero de 1918. El tratamiento continuó el 4 de febrero y su aprobación fue cinco días después. Los concejales Domingo Tumbaco y Faustino Tomalá apoyaron la idea.
La Libertad se convirtió en parroquia el 11 de diciembre de 1935 y, luego de que Salinas fue elevada a cantón, en 1937, pasó a ser su parroquia.
Por esos años ya la zona se desarrollaba a partir del petróleo, con la llegada de la empresa estadounidense Anglo. A fines de 1928, desde La Libertad se exportaron las primeras 10 000 t de petróleo.
Fue a partir de la llegada de técnicos y trabajadores extranjeros, así como de ecuatorianos de otras partes del país, en que el sitio empezó su desarrollo.
El 8 de abril de 1993, el presidente Sixto Durán Ballén firmó el ejecútese para la creación del cantón La Libertad. Desde allí comenzó un cambio vertiginoso. En los últimos años volvió a convertirse en un sitio turístico. El libertense se dedica a actividades relacionadas a la pesca y el mar. También al comercio. Es el cantón más comercial de Santa Elena. Cuentan con 105 000 habitantes y una extensión de 25,5 km². Redacción Guayaquil