Copey o copé. Es el nombre con el que los nativos conocían al petróleo en Santa Elena, incluso antes de la llegada de los españoles, según relata en el libro ‘Ancón’ de la historiadora Jenny Estrada.
En su momento los aborígenes utilizaron aquel elemento espeso de color negro verdoso para fondear sus embarcaciones. Y en épocas posteriores para encender sus antorchas.
Hoy, esa historia es parte del atractivo turístico con el que Ancón, parroquia petrolera de Santa Elena, busca promocionarse ante el país y el mundo.
Al cumplir 100 años de la explotación del primer pozo petrolero del Ecuador (5 de noviembre de 1911), este poblado de 6 500 habitantes fue declarado Patrimonio Cultural del país. Eso le abrirá las puertas a mejores días.
Por ello los anconeños le apuestan al turismo como generador de desarrollo. Y como punto de partida ya establecieron su plataforma de promoción turística, a través de la Ruta del Copey.
Rubén Pezo, comisionado de turismo de la Junta Parroquial, cuenta que un centenar de miembros de la comunidad ya fue capacitado como guía.
Además de su historia, la primera ciudad petrolera del país ofrece como atractivo los rasgos de la herencia de la presencia de los petroleros ingleses.
Las casas conservan su arquitectura original, con diseños y muchos de los materiales incorporados por la Anglo Ecuadorian Oilfields Limited. En Ancón se reproduce un pueblo con estilo inglés.
También está la iglesia San José de Ancón, construida en 1956 o el ‘Mall’ como llamaban los ingleses al centro comercial que construyeron al instalarse en la zona.
Hoy ya no existen las diferencias sociales de entonces. Hoy son por igual quienes habitan en el barrio Inglés, destinado para los funcionarios extranjeros o en los barrios Alausí, Riobamba, Latacunga, Manabí, Guayaquil, Bellavista que se conformaron a partir de las ciudades de origen de donde provenían los migrantes criollos.
Ancón tiene dos cementerios separados por 100 metros. El que siempre está concurrido y lleno de flores es el nacional. En cambio el de los ingleses luce abandonado. De los 50 sepulcros, apenas cinco son de ecuatorianos.
Cruzando el pueblo se puede encontrar maquinaria extrayendo petróleo. Pasando el Club Ancón (antes exclusivo de los ingleses) está el acantilado. Desde un mirador se puede ver toda la belleza del paisaje. Por una grieta se baja a la playa de Acapulco.
Un sitio con historia
El pueblo dé Ancón está ubicado a 140 kilómetros de Guayaquil. Se llega por la vía a Salinas.
Ancón es un pueblo identificado con los éxitos deportivos, especialmente en el fútbol a través de nativos.
De allí son, entre otros, Alberto, Marcos, Jorge Spencer, Pedro Mauricio Muñoz, José Francisco Cevallos, Luciano Macías…
Aún se conserva la cancha de tierra del club Andes de donde salieron estas figuras. Ancón nunca tuvo cancha de césped natural.
En el pueblo se mantienen las viejas edificaciones de clubes como el Ancón, Andes, Unión, Nacional, Amazonas.
El Club Ancón era exclusivo de los ingleses. Aún se conservan detalles arquitectónicos y materiales originales.
Entre ellos están dos canchas de tenis con cemento original. También está una piscina a la que se le han hecho reparaciones.
Sus salones mantienen elementos de antaño. Hoy el acceso es para todo público. Cuenta con un bar y gimnasio.
El Club Andes, fundado por Riobambeños, mantiene la cancha de bádminton en la que jugaban los ingleses. En su vieja estructura se estableció un museo y bar.
Ancón cuenta con ocho hospederías comunitarias y comedores.
Los destinos turísticos
Dentro de la Ruta del Copey está el Circuito Inglés. Se revive la historia y el legado que dejaron los ingleses.
Allí se puede conocer todo el proceso de los pozos petrolíferos acompañados de paisajes naturales.
Entre otros sitios están el cementerio inglés, los canchones del barrio Guayaquil, el mirador Acapulco, el acantilado y playa con figuras rocosas, el pozo 001, los balancines…
Otra oferta es el Sendero de los Tintines. Forma parte del turismo de realismo mágico, mítico a través de leyendas, mitos.
Forman parte de este sendero el parque central, mirador natural Los Tambos, el antiguo Country Club, el árbol del tintín, cerro El Pelado, el avistamiento de flora…
Y también está el aviturismo. Se denomina el Paseo de los Nidos y esta opción ofrece la posibilidad de realizar el ‘camping’.
Se puede disfrutar de un pequeño bosque seco tropical donde existen
varias especies de aves endémicas.
Existe gran cantidad de nidos y se puede deleitar del trinar de las aves. La zona de ‘camping’ se ubica junto a la represa Velasco Ibarra.
La iglesia San José de Ancón es otro sitio que no puede dejar de visitar cuanto llegue a esta parroquia.