A 180 años de su nacimiento, los escritos de Juan María Montalvo Fiallos no han perdido vigencia en Ambato. Calles, museos, bienes patrimoniales, escuelas e incluso una cátedra llevan su nombre. Pero varios historiadores y autoridades locales consideran que el trabajo que se ha hecho por difundir su obra no es suficiente.
En el centro del parque Montalvo, construido a partir de 1905 sobre la antigua Plaza Mayor, se erige el monumento al Cosmopolita. Se muestra de cuerpo entero y empuña una pluma.
Es un sitio de encuentro diario para cientos de caminantes y visitantes locales y del exterior. “En esta ciudad, como en ninguna otra se habla mucho de este escritor. Visité el museo, la quinta y el mausoleo y es sorprendente su trabajo”, relata Laura Marcos, pintora y dibujante argentina.
Cerca de allí, en la esquina de las calles Montalvo y Bolívar, está la casa donde nació y creció el ‘Cervantes Americano’, el 13 de abril de 1832.
El inmueble fue diseñado por el arquitecto Jorge Mideros y fue abierta en 1932. En 1988 se inauguró como museo para exhibir algunas de las prendas más preciadas del escritor y su familia. Se muestran en seis salas.
Mario Mora, director de la Casa de Montalvo, una entidad jurídica creada el 21 de marzo de 1989, aporta con más detalles. “En esta casa nació y vivió el Padre del Ensayo Latinoamericano. Fue construida entre 1826-1827. Les perteneció hasta 1880 cuando la compró José Rumazo. Pero cuando Eloy Alfaro triunfó con su revolución, el inmueble fue declarado patrimonio cultural en 1897”.
El mausoleo de Juan Montalvo es una obra imponente por su fachada y sus columnas de piedra. El arquitecto Jorge E. Mideros trabajó en esta obra entre 1930 y 1932. Pero si bien el mausoleo es el sitio de privilegio para los restos del escritor, la Cátedra de Montalvo honra su pensamiento y sus obras. El 12 de abril del 2006, mediante Acuerdo Ministerial 198, se la declaró de interés educativo y cultural y se autorizó su inclusión en el área de Lenguaje y Comunicación de los quintos y sextos cursos del país.
En Ambato esta iniciativa recibió más impulso. Desde octubre del año pasado, el Consejo Provincial de Tungurahua y la Casa de Montalvo entregaron más de 50 000 textos, incluidos ejemplares del libro ‘Montalvo para niños’, a los alumnos de sexto año de educación básica y a los de segundo y tercero de bachillerato.
Desde entonces, la Casa de Montalvo recibe a maestros de todo el país que buscan asesoramiento. Uno de ellos es Manuel Jiménez, profesor del Colegio Tomás Rendón Solano de La Troncal (Cañar). “En nuestro establecimiento todavía no es una asignatura si no una unidad de aprendizaje. Años atrás en mi zona no se sabía nada de este escritor, pero ahora su nombre es un referente de libertad y de enseñanza”.
Punto de vista
Pedro Reino/ Cronista vitalicio
‘Nuevas generaciones deben analizar su obra’
La obra de Juan Montalvo debería ser un referente obligado. En la actualidad, negocios, calles, parques, museos y otros llevan el nombre de este autor clásico. Pero se requiere desmenuzar su obra para que las nuevas generaciones la entiendan y apliquen. La Cátedra de Montalvo es un buen esfuerzo para conseguir este propósito, pero no es suficiente. Los libros reeditados llegan a un determinado segmento social, pero se debe trabajar más en el análisis. El trabajo de Montalvo nunca se olvidará.