Pobladores de Esmeraldas salieron a las calles después de los sismos. Foto: Marcel Bonilla/ EL COMERCIO
Ecuador debe empezar a adquirir una “conciencia sísmica” que le permita convivir con este tipo de eventos naturales, por encontrarse en una zona muy proclive a sufrir terremotos, aseguró la directora del Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional, Alexandra Alvarado.
Las últimas réplicas fuertes registradas en la zona de la costa norte del país, que fuera ya azotada el pasado 16 de abril por un terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter, obligan a la población ecuatoriana a adquirir una cultura de prevención, recalcó Alvarado.
Según la científica ecuatoriana, la población debe “comenzar a entender esa conciencia sísmica” y saber “qué es lo que hay que hacer” ante este tipo de eventos naturales que en el futuro se presentarán, aunque “no sabemos cuándo”, dijo.
El terremoto del pasado 16 de abril, que asoló zonas de la provincia costera de Manabí y del sur de su vecina de Esmeraldas, desnudó la fragilidad de los seres humanos ante la naturaleza, no solo en el aspecto material, sino también en lo psicosocial, comentó.
“La tranquilidad psicológica va de la mano de lo que hay qué hacer”, añadió Alvarado y aseguró que el terremoto “puso a prueba a todas las construcciones” de la zona, así como el nivel profesional adosado a las edificaciones.
La preparación, capacitación constante y la calma son fundamentales para encarar este tipo de fenómenos, sobre todo por que la ciencia no ha logrado descifrar los momentos de ocurrencia de estos eventos, indicó.
Hay que admitir, dijo, que esto es “complicado para la población, porque es un choque fuerte, no es algo simple de manejar”, pero es “vital que ese tipo de trabajo se haga con la población, porque es la manera de construir el tejido social y el aparato psicológico de la población”.
Por ejemplo, añadió Alvarado, “sabemos que van a seguir las réplicas”, algunas podrían ser eventualmente fuertes, y es por ello que “tenemos que poder adaptarnos” para afrontarlo de lo mejor manera.
Y es que por la costa del océano Pacífico suramericano corre paralela la llamada zona de subducción, donde chocan la placa de Nazca con la plataforma continental.
En el norte de la costa ecuatoriana, añadió Alvarado, “tenemos una zona muy rugosa y, cuando le cuesta mucho a la placa pasar sobre la otra, se acumula bastante energía”.
Durante el terremoto del 16 de abril se rompió un segmento pequeño de esa zona, por la penetración de la placa de Nazca en el continente, lo que produjo el sismo fuerte, seguido de muchos otros de menor magnitud.
De forma progresiva, la placa seguirá metiéndose en la plataforma continental con “sismos grandes”, para dar lugar a otro ciclo, aunque la fuerza de las sacudidas también afectarán otros segmentos de la zona, refirió Alvarado.
“Frente a Esmeraldas tenemos otra zona de alto contacto, de alta acumulación de deformación”, lo que le convierte en un sector candidato a un eventual rompimiento geológico “en un futuro relativamente cercano”, añadió.
La ciencia, dijo Alvarado, desconoce los parámetros físicos de cómo se encuentran estas zonas, pero la teoría advierte de que la probabilidad de ocurrencia de este tipo de fenómenos, “es alta”, anotó.