Dos horas antes de la tripleta de partidos que se juega en el coliseo mayor Jefferson Pérez, 35 personas llegan de prisa al lugar.
Son dirigentes y gente cercana al Amistad Club, entidad que desde hace 38 años organiza el Interbarrial de indorfútbol.
Unos se encargan de la venta de entradas, otros están en la recepción de boletos y en el control de cada asistente. El propósito es que ningún aficionado ingrese con armas de fuego o corto punzantes.
Con personal del club, que también está distribuido en la mesa de control, en la cancha y otros sectores, llegan quienes atienden en el bar ‘El gol del Chalo’.
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Blanca Cárdenas y otras empleadas se apuran antes de ofrecer secos de pollo, mixtos, banderas, sancocho, tintos, empanadas…
Una hora antes que ruede el balón empiezan a ingresar los aficionados para ubicarse en puestos estratégicos del escenario.
También arriban locutores deportivos para instalar sus equipos, previo a la transmisión. En los patios, los jugadores se calientan y escuchan la charla técnica.
Las luces del escenario se encienden en su máxima capacidad y se prende la fiesta del ‘Mundialito de los pobres’. El árbitro da el pitazo inicial y el duelo de barras se escucha al unísono. En la cancha, la marca es a presión.
Así se vive el tradicional torneo que atrae a los aficionados cuencanos. La edición 38 se inició el pasado 20 de julio y finalizará el viernes 31 de agosto.