Las poblaciones cercanas al mar y a ríos en Esmeraldas están en alerta permanente. Un hecho inusual experimentan los cantones del sur y el norte de la provincia costera del Ecuador. Se trata de un periodo de oleajes que al fusionarse con los aguajes podrían provocar daños mayores en las costas. La alerta fue dada por el Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar). Este sábado 1 de febrero del 2014 el fenómeno continúa y se mantendrá hasta el 3 de febrero.
En la playa de Mompiche (sur) y Rioverde (norte) por ejemplo, la marea se desbordó y llegó hasta los sitios habitados donde se encuentran cabañas, parasoles y viviendas, según informó el servicio de seguridad integrado ECU 911.
Desde el pasado viernes, las cámaras de esta entidad monitorean el comportamiento del mar para alertar a los organismos de socorro sobre alguna eventualidad. Al momento no hay reporte de emergencias. Pero la vigilancia sigue. Según el Inocar, los oleajes son de intensidad moderada.
“Pero unido al aguaje puede alcanzar alturas que sobrepasen el 1.5 metros ya que el nivel del mar aumenta temporalmente con la posibilidad de cubrir malecones y áreas bajas en muelles de la costa continental como en Galápagos”, según explica la entidad en un comunicado de prensa.
Los aguajes están entre las amenazas recurrentes en Esmeraldas cada principio de año. En enero pasado causaron daños en viviendas de la localidad de Tacusa y en cinco cabañas del balneario Las Peñas, en el norte de la provincia.
La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos ha construido muros de contención para aplacar el impacto de las olas sobre todo en la localidad de Camarones donde la furia del mar amenazaba con desaparecer la vía principal que conecta con el norte de Esmeraldas.
Los barcos del astillero corren riesgo, en Manta
En las playas del puerto de Manta, provincia de Manabí, se registraron olas de entre 1,3 y 1,5 metros de altura hasta el 31 de enero. Hoy 1 de febrero, la marea bajó desde la mañana. El ir y venir del agua del mar socavó la arena donde están 10 barcos de casco de madera. Las olas causaron la desestabilización de las embarcaciones que están sometidas a un proceso de reparación en el astillero de playa de Tarqui en Manta, puerto de la provincia de Manabí, en Ecuador.
Los propietarios de los barcos contrataron a cinco hombres por embarcación para que trabajen en las tareas de apuntalamiento de los barcos. Lenin Alcívar, es uno de cinco carpinteros navales que se encargan del mantenimiento de estas embarcaciones. “Entre el 30 y 31 de enero, con seis hombres nos la pasamos ubicando soportes de caña guadua y madera en la proa (parte frontal del barco), para preservar la quilla (un madero que cruza toda la embarcación) y que se convierte en la columna vertebral de la nave”.
Con la ayuda de picos y palas, Juan Carlos Alarcón junto a cinco trabajadores formaban orificios de 90 x 90 centímetros en la playa. “Aquí van los cuartones de madera que soportarán en peso del barco. Si no hacemos esto, la nave corre peligro de virarse. Eso sería fatal y se tendría que contratar grúas para volverlo a su ubicación vertical. Más vale prevenir que lamentar”.
Mario Lucas, armaba un andamio debajo de la proa de una embarcación para tratar de terminar hasta el lunes la reparación de una falla en esa zona de la embarcación. “Nos han pedido trabajar más rápido para entregar. Dicen que el lunes se viene el más fuerte aguaje y queremos regresar este barco al mar máximo hasta el domingo”.