Los agricultores preocupados por los aguajes

Redacción Guayaquil

La fase de aguaje que se inició ayer en el Litoral no solo causa inquietud en los habitantes y visitantes de los balnearios. También preocupa a los pobladores de localidades campesinas de la Costa.

La incidencia de este fenómeno natural también se sentirá en las zonas que actualmente están afectadas por las lluvias. El aumento del nivel de las aguas del mar, esteros y ríos, así como el acompañamiento de lluvias, causan inquietud.

600 hectáreas
de manglar están embancadas, según la Asociación de Cangrejeros de Puerto Envidia.

Emilio Cedeño, agricultor de la parroquia San Carlos, del cantón Naranjal, en Guayas, espera que durante este feriado, la naturaleza sea benigna con los campesinos y que el caudal de los ríos de la región no aumente.

Cedeño fue uno de los 40 dirigentes agrícolas y parroquiales del cantón, así como pequeños y medianos productores, que el viernes se reunió en los exteriores de la Escuela Marcel Laniado, en Puerto Inca, sur de Guayas.

Ese día, como una medida desesperada, resolvieron cerrar el puente de la vía que conecta con El Oro. El propósito llamar la atención del Gobierno. El pedido del alcalde de Naranjal, Marco Chica, evitó que en ese momento se concrete el cierre del viaducto que podría realizarse si no se atienden los pedidos.

Los trabajos
Seis volquetas del Proyecto  Multipropósito Baba trabajan en el sector del estero Estrella (Naranjal) donde la Secretaría Nacional del Agua realiza trabajos de reforzamiento del muro.
En la parroquia vinceña de  Antonio Sotomayor (Los Ríos), el prefecto Marco Troya realizó una inspección de la construcción de muros de contención que se ejecuta en la comuna de San José de Bagatela y en otras zonas.
En Salinas (Santa Elena) equipo municipal trabajaba hasta ayer en barrios afectados por las lluvias caídas los últimos días en la península. El alcalde Paúl Borbor dispuso que se atienda de emergencia a zonas como Brisas del Mar, Enrique Gallo...

Mientras tanto, además del equipo caminero del Consejo Provincial y del Municipio, maquinaria privada continúa cumpliendo tareas de mitigación en el cauce a lo largo del río Cañar.

Desde agosto del año anterior, productores bananeros unieron esfuerzos para contratar 14 equipos a un costo aproximado de USD 160 000.

Además de retirar palizadas se retiraron 17 islotes formados por los sedimentos. A decir de varios campesinos, eso evitó que el cauce se desborde en algunos puntos.

Una retroexcavadora de brazo largo trabaja junto al recinto Puerto Envidia. Este poblado de cangrejeros también está afectado por la creciente del Cañar. A  un mes de captura y consumo de este producto, es poco optimista.

Unas 600 ha de manglar están embancadas según Isidoro Vera, presidente de la Asociación de Cangrejeros del lugar. “Los cangrejos no tienen de qué alimentarse y están encima de los ramales secos del manglar. Eso hace que sean chiquitos y hasta el sabor es distinto”.

Prudencio Mieles, quien vive de la captura del cangrejo, camarón y pescado, dice que si se hubiese dragado el río Cañar en la desembocadura al mar, a unos 4 km de allí, la situación sería otra. 

Dean Cevallos, empresario bananero del sector, expresa que luego de los estudios de batimetría y de impacto ambiental promovidos por Cedege, que desde hace dos años ofreció dragar el río, el Cuerpo de Dragas de la Armada estaba listo para entrar a trabajar pero dependía de una autorización de Ambiente.

Emilio Cedeño explica que ahora que la Secretaría Nacional del Agua absorbió a Cedege, “se echó todo por la borda. Hoy están haciendo nuevos estudios y dicen que eso va a tomar 16 meses”.

Cevallos plantea que, hasta que eso ocurra, la solución inmediata para parar la sedimentación en el río es clausurar las minas en las partes altas así como controlar a los contratistas que desalojan material en el sector de la carretera Molleturo-Cuenca. También que se refuercen los muros.

Hasta entonces, según los propios campesinos, les toca encomendarse a Dios. En el recinto La Montañita, Rosalía García llora al recordar el 16 de enero de 2009. Ese día, a las 08:00, la rompiente del río destruyó su casa. Desde allí no solo espera que el Mivudi cumpla con la construcción de su nueva vivienda, sino que además no se repita la pesadilla que vivió con su esposo y sus cinco hijos.

En Trovador III, agricultores como Vander Cabrera esperan que el río no rebase de su caudal. Caso contrario se repetirá la inundación de 2008 que afectó poblados como San Juan, Trapiche y que llegó hasta Santa Rosa de Flandes.

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