Según el Miduvi, la solución es construir nuevas casas, pero las familias no tienen escrituras.
Las ocho familias de la comunidad de Calhua, en Ambato, aún no saben si van a tener nuevas viviendas. Sus casas de bloque y techos de zinc fueron destruidas por el deslave, ocurrido la tarde del sábado último.
La granizada y lluvia provocaron que el agua de las quebradas y los canales de riego se desbordara y luego descendiera sobre los sembríos de papas, cebada, habas, maíz y alfalfa y sobre las viviendas de esta comunidad agrícola. También arrasó con los animales domésticos, que murieron el sábado. Era otra de las fuentes de ingresos económicas para las familias de Calhua.
Las familias adecuaron espacios cerca del lugar del desastre para quedarse y cuidar sus pocas pertenencias y sacar el lado acumulado. Ahí están los Pilapanta Yánez, los Bosque Bombón y los Bombón Moposita. Sus hijos van a dormir donde sus familiares.
Los Pilapanta Yánez se quedaron sin casa
Los esposos Amable Pilapanta y Hermelinda Yánez esperan atentos la llamada telefónica de los técnicos del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda en Tungurahua, para saber si les van a construir una casa. Esta familia vive en un cuarto que no fue alcanzado por el derrumbe.
Según Óscar Vásquez, director provincial de la entidad, en el informe se sugiere que se construyan nuevas casas. “El problema es que las personas no tienen escrituras y por eso no les podemos ayudar. Los afectados deben acercarse a la Subsecretaría de Tierras para agilitar los trámites”.
Las precipitaciones fuertes en esta zona se mantienen en horas de la tarde y noche. El miércoles por ejemplo, el lodo y las piedras nuevamente bajaron sobre la vivienda destruida de los Pilapanta.
“Los cuadernos y ropa de mis hijos se dañaron. Había una mesita, un anaquel y una cama que fueron destruidos. El lodo también arruinó una parte de la cocina y se llevó algunos trastes”, contó Pilapanta.
A pocos metros, Yánez indicaba la ropa cubierta de fango y los trozos de los cuadernos esparcidos por el campo. La mujer, de 46 años, se secaba las lágrimas cuando contaba lo que les había ocurrido. “Queremos que alguien nos ayude. Nos tomaron los datos y parece que se han olvidado de nosotros”.
La familia Bosque Bombón permanece en dos cuartos
Los siete integrantes de la familia Bosque Bombón adecuaron dos cuartos en lo que quedó del inmueble para pernoctar estos días hasta tener una respuesta de las autoridades. Uno es ocupado por los cinco niños y el otro la pareja.
Las prendas, los juguetes y los cuadernos están esparcidos por la habitación. Varios suéteres de lana, pantalones, camisetas y medias con lodo están sobre unas sillas en el patio.
Delfina Bombón, cabeza de la familia, explicó que una parte del agua ingresó por la cocina de leña y luego se acumuló en el patio. Otra corriente con el lodo entró por la sala. “Se humedeció la tapia y cedió matando a mi borreguito. Lo compré pequeñito en USD 65″.
Sus hijos estudian en la Escuela Luis Chiriboga, ubicada a 10 minutos de la casa. Indiferentes a los problemas, juegan con tres pequeños gatos y dos pollos dentro la vivienda.
Juan, el mayor, comentó que un carro y dos aviones se perdieron. “Ya busqué mis juguetes y no los encuentro”.
Ellos viven en un galpón
El agua represada sobre la carretera de tierra tumbó uno de los muros de la vivienda de Cerilo Bombón.
La fuerza hizo que la pared de la casa se cayera. El lodo y piedras destruyeron útiles escolares, utensilios de cocina, cobijas y la ropa. Las prendas de vestir están colgadas en los cordeles del patio.
En el costado izquierdo de la habitación afectada tenían otro cuarto en donde permanecían los cuyes que criaban. “Tuvimos que sacar los animalitos para nosotros dormir ahí. Ahora todos estamos viviendo en este cuarto”, contó María Rosario Moposita, esposa de Bombón.
En el cuarto afectado aparecen los libros escolares arrumados y los cuadernos de cuarto año de educación están destruidos. Mientras sostenía un diccionario mojado, ella indicaba cada uno de los cuadernos de sus hijos.
Bombón, su esposa y sus tres hijos retiraban la tierra que se había acumulado. Ella también espera el informe para recibir el apoyo ofrecido y poder reedificar el muro.
Las ocho familias recibieron colchones, enseres y alimentos no perecibles. Fueron donados por el Ministerio de Inclusión Económica y Social, Policía, la Cruz Roja, entre otras.
En contexto. Un deslave, debido a las fuertes lluvias, arrasó con las viviendas de ocho familias de la comunidad de Calhua, en Ambato. Los campesinos perdieron sus bienes y enseres personales, así como sus animales (cuyes y gallinas), que murieron aplastados.