Las seis cuadras céntricas de la calle Arízaga, en Machala, desbordan de colorido desde principios de diciembre. Centenares de muñecos de las más variadas formas y tamaños están en las aceras y los portales de las casas. Desde hace 20 años, en ese sector se concentra la mayor oferta de muñecos de año viejo de la ciudad.
Las familias del sector, uno de los más tradicionales, es una zona de confección de los monigotes en un negocio temporal rentable. Hay políticos, futbolistas, famosos de la TV, y personales infantiles.
En una de las esquinas más transitadas, la de Arízaga y Juan Montalvo, el machaleño Fernando Quevedo elabora el molde de uno de los personajes de la película Avatar. El muñeco, de madera y cartón, tendrá casi 2 metros cuando esté terminado.
“Con este de aquí me tardo un día entero. Vale la pena el esfuerzo, porque lo vendo en USD 120”, cuenta. Quevedo se asoció con hermanos y cuñados para apresurar los pedidos. Los monigotes cobran vida en un improvisado taller armado sobre la acera. “Así los clientes ven que elaborar un muñeco de estos es trabajoso”, dice Quevedo. En esa esquina, los personajes de Avatar, de Rosita la taxista y del presidente Correa son los más demandados.
Para los clientes, escoger entre tanta variedad no es fácil. Alejandro Valencia buscaba entre los puestos uno de los personajes del famoso manga Doraemon, que le pidió el hijo. Uno de 50 centímetros cuesta USD 8.
Los muñecos más pequeños se venden desde los USD 10, y los más grandes -por sobre los 2 m, y que usualmente se confeccionan bajo pedido- llegan a costar 200.
Cuarenta y cuatro familias organizadas en una asociación se dedican a la confección de los monigotes en el sector. Así consiguieron que el Municipio no los reubique en otro sector apartado de la urbe. Cada familia elabora un promedio de 200 muñecos. Los más duchos en el oficio elaboran hasta 7 muñecos al día.