8 029 barcos manabitas sin atracaderos

Las lanchas de los pescadores de la caleta de San Jacinto (Portoviejo) son colocadas en los filos de las calles de este pueblo, para evitar los aguajes o los robos de sus motores. Patricio  ramos / el comercio

Las lanchas de los pescadores de la caleta de San Jacinto (Portoviejo) son colocadas en los filos de las calles de este pueblo, para evitar los aguajes o los robos de sus motores. Patricio ramos / el comercio

Las playas, ensenadas, calles y hasta los patios de las viviendas de 43 pueblos del perfil costero de Manabí son los atracaderos de las embarcaciones de pesca artesanal.

En esos lugares, con excepción de San Mateo y Jaramijó, no hay muelles para estas naves, de madera recubierta con fibra de vidrio.

Jimmy López, dirigente pesquero de Manta, cree que técnicamente los muelles de San Mateo y Jaramijó han servido de murallas para frenar la arremetida de los aguajes y también para mejorar el desembarque de pescado. Por eso, diariamente los pescadores remolcan sus lanchas a lugares seguros, para que los aguajes no las dañen ni se las roben.

Aunque "algunos dueños de las lanchas en San Mateo y Jaramijó siguen ubicando sus naves fuera de los muelles, porque no hay suficiente espacio para las 1 550 de ambos poblados. La capacidad es para 300 en cada muelle", dice López.

Según el Viceministerio de Acuacultura y Pesca, en Manabí hay 8 029 lanchas, en las cuales trabajan 18 599 pescadores.

En la caleta de Santa Marianita, suroeste de Manta, las 600 lanchas están en cualquier lado. Unas al pie de las viviendas, otras en las calles como un carro más o en los patios.

Wilson Pincay, dueño de una embarcación en Santa Marianita, llevaba la suya el fin de semana, con la ayuda de un remolque en un viejo Jeep de los años 60. "El traslado de la nave se da por dos razones: una para evitar que ladrones se roben el motor y el material de pesca; y dos para evitar los oleajes".

En esa zona, 200 pescadores más hacen lo mismo. Ellos pagan entre USD 20 y 25 por el remolque.

Juan Calderón, otro pescador de Santa Marianita, prefiere dejar su nave sobre la playa. "Lo que hacemos con mi hijo es desmontar el motor y llevarlo a casa, también sacamos los anzuelos, batería y boyas, es lo más valioso; en la calle solo queda puro casco, que no se pueden llevar los ladrones".

En las playas Las Piñas y La Resbalosa, donde existen 250 lanchas, los pescadores remolcan manualmente sus naves.

Por ejemplo, José Pachay se ayuda de sus tres hijos, su esposa y un hermano para llevar su lancha a la zona alta de Las Piñas. "Aquí todo es cuesta arriba. Tenemos un pequeño acantilado de 15 metros de altura. Atamos las cuerdas a la proa y jalamos, pero debajo de la nave van tres troncos de madera cilíndricos, que permiten que la embarcación avance".

Quienes no tienen ayuda las dejan debajo de los puentes tipo alcantarilla. Eso hizo Carlos Chóez con su nave. "Estamos a 200 metros de la última marea, si vienen los aguajes fuertes y nos cogen dormidos la situación sería fatal y podríamos perder la embarcación. Si las lanchas quedan en la playa les sacamos el motor".

Para López, las lanchas con los aparejos de pesca son las herramientas más preciadas de los trabajadores del mar. "Por eso en muchos casos llevan sus embarcaciones lo más cerca de sus viviendas".

Las 8 029 naves de pesca artesanal son importantes en la producción pesquera manabita. López opina que esa "economía de sustento diario genera aproximadamente 300 000 libras de pescado semanales, que salen desde las 43 caletas de pescadores. Manta, Jaramijó y Puerto López aportan con el 70% de esas capturas".

En ventas semanales, en la época de veda, significan USD 600 000, mientras que en temporadas normales se llega a USD 1 800 000 semanales, asegura López. Esa pesca va Quito, centro del país y Guayaquil. La otra partes es para exportar.

La pesca es de dorado, cabezudo, perela, pargo, corvina, murico, sardina o pinchagua, guayaipe y pámpanos.

Al momento, el Gobierno también proyecta edificar 23 muelles en otros sectores del Litoral. Ahora se construyen en Esmeraldas, Santa Rosa Chico, Anconcito y Santa Rosa.

En contexto 43 pueblos de pescadores de Manabí dejan sus embarcaciones en las playas, calles, ensenadas o en los patios de las casas para resguardarlas. Al momento, hay dos muelles en San Mateo y Jaramijó. 18 599 personas recogen 300 000 libras de pescado a la semana.

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