De la terminal Rutas de América salen buses de Caracas para Ecuador, dos veces por semana. Foto: Suhelis Tejero/ EL COMERCIO
Roberto Fernández espera en pocos meses dejar atrás su vida en Venezuela. Apenas consiga un pasaje aéreo volará con sus dos hijos y su esposa a Quito, donde le espera un empleo en el área informática.
Dos de sus amigos se fueron antes y le hablaron de aquello que los venezolanos que emigran buscan en otro país: oportunidades y tranquilidad. Ecuador nunca fue la primera opción para este venezolano, pero la violencia en su país le obligó a replantear su vida. “No quiero vivir preocupado por la inseguridad y en Venezuela las cosas están cada vez peor”, señala, al tiempo de recordar la inestabilidad política y la grave y sostenida carencia de productos básicos que los agobia.
No son los únicos. En el Consulado de Ecuador en Caracas se confirma que en los últimos meses se ha registrado un incremento de las solicitudes de información sobre los requisitos migratorios, ya sea para estudiar o emprender una
nueva vida en Ecuador. Los venezolanos han comenzado a interesarse en un destino que antes no era el más solicitado.
Los ecuatorianos regresan
Miembros de la comunidad ecuatoriana en Venezuela también han decidido que es hora de volver a su tierra natal. Las autoridades migratorias venezolanas reflejan que en dos años ha descendido, en un 11%, en el número de ecuatorianos en Venezuela: pasaron de 90 000, en el 2012, a 80 000 a inicios de 2014. Estos datos fueron proporcionados por el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería de Venezuela al Consulado de Ecuador en Caracas.
En agosto pasado, Alfonso Quevedo cerró 19 años de vivir en Venezuela. Lo hizo forzado por la dura situación que atraviesa ese país: “escasez, inseguridad y corrupción”.
Los sueños por un mejor futuro comenzaron en 1995, cuando una familiar le comentó que Venezuela se parecía un poco a EE.UU. y que convenía emigrar. Quevedo tenía 27 años. Lo hizo con su novia, con quien se casó en Caracas. Allá tuvieron a su única hija, que hoy tiene 14 años, y a quien más le costó adaptarse al Ecuador.
El regreso no ha sido fácil, Alfonso y su esposa no han podido conseguir un trabajo estable en Quito. Esa situación les ha obligado a comprar un vehículo y usarlo como taxi ejecutivo. “Son 14 horas de trabajo diario para poder hacer unos 25 dólares”. “En Ecuador no hay escasez de productos, pero mi situación laboral no es la mejor y el dinero no nos alcanza. Espero que esto mejore”.
Alfonso Quevedo y su familia regresaron en agosto a Quito, luego de 19 años en Caracas. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
En 1995, cuando Alfonso Quevedo viajó a Caracas, las puertas laborales se abrieron con mayor facilidad. Empezó en una empresa de bordados y luego fue vigilante. Finalmente estuvo en una agencia de festejos en la cual trabajó 14 años. “Venezuela siempre importó sus productos y nunca se sintió escasez. En los eventos se podía ver tanta abundancia. Todo eso cambió desde el 2000, ahora no hay ni harina pan (ingrediente base de las arepas) ni leche, no se imaginan lo desesperante que es no poder abastecerse y gastar cinco horas en la fila de un supermercado”. Luego de dejar la empresa de festejos, Alfonso Quevedo fue taxista en los últimos cinco años.
Sin boletos para volver
Por ahora el problema que afecta a ecuatorianos y venezolanos es la falta de boletos para volar a Ecuador. La línea aérea TAME, la única que tiene vuelos directos Quito-Caracas, no vende pasajes desde noviembre y no sabe cuándo lo hará.
El Gobierno venezolano mantiene una millonaria deuda con las aerolíneas extranjeras que no han obtenido las liquidaciones de los dólares para operar sus aviones, cubrir sus gastos y repatriar sus ganancias, en un mercado determinado por las condiciones de un control de cambio que ya lleva más de una década de vigencia.
En las oficinas de TAME se informa que la única manera de comprar un pasaje con salida desde Caracas es que alguien lo consiga desde Ecuador. Y que cuando se reactiven las ventas atenderán por citas, a través de su página web, para evitar las filas de personas que, por horas e incluso días, había frente a sus oficinas en la urbanización El Rosal, en Caracas.
Alfonso Quevedo esperó varias semanas para conseguir los boletos. “Vinimos a pérdida, vendiendo su auto modelo 1999 o regalando lo que teníamos. Tuve que comprar dólares en el mercado negro”.
Las negociaciones entre el Gobierno ecuatoriano y la línea aérea, a fines del año pasado, dieron un breve aliento a cientos de personas que buscaban boletos para viajar a Ecuador, pero los esfuerzos sirvieron por poco tiempo, y ahora los ecuatorianos ensayan otras fórmulas: los viajes por tierra.
En Venezuela hay tres líneas de autobuses, pero la única que lo hace con regularidad (los lunes y jueves) es Rutas de América, que para en Colombia, Ecuador y Perú. Su encargada, Carmen Larrea, confirma que son cada vez más las familias ecuatorianas que usan este servicio ya no solo para visitar Ecuador sino para ir a vivir. Son tres días de viaje y quienes se van de Venezuela llevan consigo lo indispensable: no más de 30 kilos de equipaje por persona, que es lo permitido. Hacen escala en Colombia. En Ecuador paran en Quito, Guayaquil, Manta y Portoviejo, antes de seguir a Lima (Perú).
En contexto
Tres elementos motivan la salida de venezolanos de su país: la crisis económica marcada por la escasez y un dólar incontrolable, la inseguridad (Venezuela tiene la segunda tasa más alta de homicidios, luego de Honduras) y la conflictividad política y social.