El presidente Lenín Moreno participó el 10 de enero del 2019 de un saludo protocolar con los diplomáticos acreditados en el Ecuador. No estuvo Venezuela. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
Seis años después, las relaciones políticas entre Ecuador y Venezuela, y específicamente entre los presidentes Lenín Moreno y Nicolás Maduro, cambiaron radicalmente. Este jueves 10 de enero de 2019, Maduro jurará por segunda vez consecutiva como presidente venezolano y Moreno anunció que no enviará una delegación oficial al acto de asunción.
El primer período de Maduro se inició en abril del 2013, luego de la muerte de Hugo Chávez y de unas elecciones presidenciales anticipadas. En esa ocasión, el entonces vicepresidente de Ecuador Lenín Moreno fue delegado para representar al Ecuador en esa posesión.
Mediante el decreto ejecutivo 1488, que Rafael Correa firmó desde Berlín (Alemania) -donde cumplía una gira oficial-, se encargó a Moreno que acudiera a la posesión en Caracas. Lo acompañó únicamente su esposa, Rocío González.
El pasado miércoles 9 de enero, Moreno -ya como presidente-, en cambio, informó al país en una cadena nacional de radio y televisión que no enviará delegación oficial al segundo juramento de Maduro.
El Primer Mandatario señaló que Ecuador ya ha expresado varias veces que la crisis venezolana debe ser resuelta internamente, “mediante el diálogo y la reconciliación, por medios pacíficos y democráticos con respeto irrestricto a los derechos y siempre, con amplias garantías para la observación internacional”.
Moreno añadió que Ecuador también ha reparado en temas de derechos humanos, en cuanto a la crisis migratoria de venezolanos. Y que “por ser solidarios, por recibir con los brazos abiertos a nuestros hermanos venezolanos (…) recibimos gratuitamente injurias”.
Moreno hacía referencia a las declaraciones de Jorge González, ministro de Comunicación venezolano, quien el 17 de octubre pasado llamó “mentiroso” a Moreno, por un discurso que dio en la ONU en donde aseguró que Ecuador recibía a 6 000 venezolanos diariamente.
“Las declaraciones demuestran que ese socialismo corrupto, asesino y mentiroso del siglo XXI todavía vive en Venezuela”, respondió en ese momento Andrés Michelena, titular de Comunicación.
El punto más tenso del distanciamiento diplomático entre las dos naciones se produjo el 18 de octubre del 2018. Ecuador expulsó a la embajadora venezolana, Carol Delegado, quien cumplía misión diplomática en Quito desde noviembre del 2014, y Venezuela hizo lo mismo con la encargada de Negocios ecuatoriana en Caracas, Elizabeth Méndez.
Raúl Salgado, docente de Flacso, comenta que esta decisión va de la mano con la evolución que ha tendido la política exterior ecuatoriana en el gobierno de Moreno. Este centro académico, en cooperación con la Universidad Javeriana de Colombia y una fundación alemana, está preparando un estudio sobre las relaciones Ecuador-Venezuela, en el contexto de la migración de venezolanos, que se publicará en febrero de 2019.
Uno de los primeros resultados de este análisis indica que Ecuador ha tenido una tendencia de ambigüedad en este tema, pues al principio de la gestión, este Gobierno no se pronunciaba en contra de la política de Nicolás Maduro. Pero, a partir de la salida de María Fernanda Espinosa de la Cancillería, esto comenzó a cambiar, hasta llegar a este tipo de decisiones bajo el manejo del canciller José Valencia.
Cree que, teniendo en cuenta que Maduro estará en el poder hasta el 2025 y que Moreno todavía tiene más de dos años de gestión por delante, será muy difícil que las relaciones diplomáticas se retomen.
Moreno pide juego limpio
En la cadena del pasado miércoles, por otro lado, el presidente Moreno habló por primera vez de las elecciones seccionales de marzo. Pidió que prime el juego limpio y aseguró que ningún funcionario ni institución pública podrá hacer campaña política.
“No voten por la corrupción, no voten por volver a un sistema perverso de prebendas y mañoserías”, dijo. Y ofreció gobernar con los candidatos que sean electos, sin importar su procedencia ideológica.