Los reconocimientos internacionales que ha recibido Ecuador en materia turística en los últimos dos años son buenas noticias, sin duda. Que Quito sea Destino Líder en Sudamérica y que Ecuador sea el Destino Verde de esta parte del planeta, solo por mencionar dos de los recientes premios entregados, mejoran el ánimo a cualquiera.
Estos galardones hablan bien del país y permiten hacer proyecciones económicas favorables para esta industria que el año pasado dejó USD 1 500 millones al país. Al analizar el sector uno se encuentra con hechos y anuncios importantes.
Las inversiones son parte del buen momento. En el Municipio de Quito se habla de al menos seis grandes proyectos turísticos en desarrollo con cerca de USD 150 millones comprometidos.
A las inversiones se suma la conectividad aérea, crucial en el desarrollo turístico. En este punto se cuentan, al menos, dos anuncios: Una aerolíneaofrece en el corto plazo dos nuevas conexiones internacionales desde Ecuador: Santa Cruz y Lima.Y otra, de bajo costo, incursiona en el mercado y asegura que operará desde este año.
Pero si Ecuador quiere ser una potencia turística global, tal como lo pretenden las autoridades, todavía hay camino por recorrer.
Ese camino implica una mejora sustancial en temas de seguridad. Un delito que afecte a turistas o un mal comentario sobre un destino –en especial, en tiempos de redes sociales- pueden echar a perder las mejores intenciones. Por eso, en temas de seguridad el desafío es relevante.
Los servicios y la infraestructura también tienen un peso importante. En el primer punto, los detalles son vitales: un baño desaseado o una actitud descortés alejan a los visitantes. Mientras que en infraestructura es necesario, por ejemplo mantener accesos de primer orden en las cuatro regiones del país, optimizar las terminales terrestres. Solo así los premios aumentarán y el país seguirá compitiendo a escala global.