El Ecuador llegó a tener 33 subsidios estatales, ahora tiene 16

La  mitad de subsidios previstos para este año, USD 1 707 millones, irá para derivados. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO

La mitad de subsidios previstos para este año, USD 1 707 millones, irá para derivados. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO

La mitad de subsidios previstos para este año, USD 1 707 millones, irá para derivados. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO

La reducción de los ingresos fiscales ha obligado a revisar los subsidios estatales en los últimos siete años y medio.

Este año, el Gobierno planea entregar USD 3 470 millones a través de 16 subvenciones, según el Presupuesto aprobado para el 2018, diez más que las que tenía en el 2006.

En años de mayores ingresos estatales, gracias al incremento del precio del crudo, como el 2008 o el 2010, se entregaron 21 y 33 subsidios, respectivamente.

Pero desde el 2010, con la caída de ingresos petroleros por una baja en la cotización del crudo, se fueron eliminado algunas ayudas, como a la harina o a la compra de equipo caminero. Otras, como el que se destinaba al transporte urbano, pasaron a ser competencia de los municipios. El bono de vivienda se limitó de acuerdo con el costo del inmueble.

Pero los ajustes más importantes se hicieron en el 2012 y en el 2015, y se centraron en tres sectores: aerolíneas, industrias e Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

La eliminación parcial del subsidio al combustible aéreo (jet fuel) se inició en enero del 2012, con la entrada en vigencia del Decreto 968, que eliminó el incentivo para las rutas de los aeropuertos concesionados, como Quito y Guayaquil.

Este subsidio era aprovechado por las aerolíneas nacionales, para sus vuelos locales e internacionales. De manera global, el combustible representa entre el 30% y 40% de los costos de una aerolínea.

Para Marco Subía, titular de la Asociación de Representantes de Líneas Aéreas del Ecuador, el ajuste tuvo un impacto en la caída del tráfico aéreo doméstico, que recién comenzó a recuperarse el pasado año. “La oferta que había en 2011 dejó de ser rentable sin el subsidio”.

En el 2015, el Estado también retiró el subsidio al IESS para el pago de pensiones, aunque desde el próximo año deberá volver a ponerlo en su presupuesto, por disposición de la Corte Constitucional.

El Gobierno anterior retiró parcialmente en el 2015 el subsidio al diésel y al búnker de la industria. Las empresas procesadoras de café, que se encargan de transformar el grano en café soluble, usan estos derivados para las calderas y en el tostado y secado del café.

Pablo Pinargote, gerente de Anecafé, indicó que el costo de los combustibles se ha incrementado gradualmente entre un 70 y 80%. Esto ha ocasionado que la industria ecuatoriana pierda competitividad”.

El Gobierno anterior también emprendió medidas para reducir el consumo de derivados en algunos sectores y así aliviar el costo de subsidios.

Por ejemplo, impulsó la construcción de centrales hidroeléctricas para no depender de las térmicas, que emplean diésel. El propósito era contar con ocho hidroeléctricas operativas hasta fines del 2016 y reducir la importación del derivado, pero en la actualidad funcionan solo tres centrales. En el resto hay trabajos pendientes y litigios.

Aun así, desde el 2015 el uso de diésel en las térmicas disminuyó de manera considerable. Se pasó de 2,9 millones de barriles de este derivado en el 2015 a 216 666 barriles en el año anterior. Sin embargo, el consumo de este hidrocarburo se elevó en sectores como el transporte y la pesca artesanal.

Con la idea de retirar el subsidio al gas, el Régimen anterior promovió el Programa de Eficiencia Energética que buscaba cambiar las cocinas de gas por inducción. La meta inicial era instalar 3 millones de estas estufas hasta el 2018, pero hasta fines del 2017 se colocaron 750 000, es decir, el 25% de lo esperado. Por esto se amplió el programa hasta el 2023.

Para el catedrático Marco Naranjo, el impacto de las medidas fue marginal, porque no se ha atendido al principal problema: los combustibles.

Desde el 2006 hasta la actualidad, el 58% del total de subsidios; es decir, USD 31 504 millones fue para combustibles. Le siguen los rubros a la seguridad social y bonos sociales.

El monto entregado para subvencionar derivados equivale a casi la deuda externa del país (34 000 millones a junio). Para Jaime Carrera, titular del Observatorio de la Política Fiscal, estas ayudas deben ser revisadas porque el monto que el Fisco destina es incluso mayor a lo asignado en el mismo lapso a educación y salud.

Naranjo calcula que una familia de altos ingresos consume USD 300 de gasolina a la semana, pero solo paga USD 100, gracias al subsidio. Plantea, a través de un programa, fijar un precio diferenciado, cruzando datos de la placa del vehículo y el impuesto a la renta.

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