En la vía pública de Cuenca funcionan los círculos de vida para mantener la distancia. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
Parecía que la cuarentena había terminado ayer 4 de mayo del 2020, por la gran cantidad de personas que salió a las calles de las principales ciudades del país. También hubo congestión vehicular.
Así comenzó el primer día del semáforo rojo de esta etapa de ‘nueva normalidad’.
Ambato es la mayor expresión de lo que pasó también en urbes como Quito, Ibarra, Riobamba, Cuenca, Guayaquil, Esmeraldas y Santo Domingo.
Las actividades comerciales de la ciudad tungurahuense se realizaron en los alrededores de mercados y plazas, en las esquinas de las calles y en los ingresos a entidades bancarias.
La mayoría de las personas llevó mascarillas, pero muy pocas guantes o visores.
En la vecina Riobamba, en las calles aledañas a mercados hubo una concentración mayor de personas respecto de días anteriores. “Puede deberse a que la gente malinterpretó la idea de ‘nueva normalidad’ o a que el fin de semana fue largo, porque se sumó el feriado”, comenta Doryan Jara, director de Servicios Municipales.
En Cuenca, la presencia de personas y vehículos aumentó. En Ibarra, la fila de personas que esperaban ser atendidas en una entidad bancaria superaba los 150 metros.
El casco comercial y bancario de Esmeraldas amaneció con más movimiento. Los negocios de venta de telas, artículos tecnológicos y accesorios para teléfonos atendieron con la puerta a la mitad.
Con esa casi normalidad, los negocios dedicados a la venta de electrodomésticos, aparatos electrónicos, muebles, artículos de ferretería y hogar, prendas de vestir, productos cosméticos y de belleza, repuestos de vehículos y juguetes operaron bajo la modalidad de entregas a domicilio.
Este tipo de negocios en línea, los servicios de reparaciones y los taxis fueron autorizados por el Comité de Operaciones de Emergencia nacional (COE), para retomar las actividades económicas de manera paulatina en esta emergencia sanitaria.
La Federación de Cámaras de Comercio del Ecuador calcula que 76 000 comercios formales se reactivarán a escala nacional desde esta semana.
La floristería Fleur de Luxe, en Guayaquil, enlazó un número de Whatsapp a sus cuentas de Facebook e Instagram para receptar pedidos. Los pagos se hacen por transferencias bancarias. El propietario, Hernán Zambrano, explicó que dotó a sus colaboradores de trajes antifluidos, alcohol y mascarillas para que laboraran dentro del negocio y durante las entregas.
Eduardo Canales, vocero de Importadora Electrónica del Norte, recomienda a los usuarios analizar bien antes de hacer una compra para evitar estafas o engaños. “Se deben revisar los comentarios de los clientes en las páginas web o redes sociales de los negocios. En algunas páginas, los vendedores tienen puntuaciones que permiten conocer si su trayectoria es positiva”.
Pablo Arosemena, presidente de la Federación de Cámaras, afirma que con la reactivación se salvarán 200 000 plazas de empleo adecuado.
“Es probable que a medida que transcurran los días esos trabajadores vayan retornando poco a poco. Recordemos que la demanda de bienes también está contraída”. Asegura que este sector ha perdido más de USD 5 510 millones.
En este esquema también se reactivaron las reparaciones y mantenimiento.
Cristian Urbina da servicios informáticos y mantenimiento a computadoras y vende suministros para los equipos. El técnico visitó ayer a sus clientes para llevarse los equipos. “El trabajo aumentó, por la falta de mantenimiento. Mis clientes por años me han llamado y con ellos sigo trabajando”.
Victoriano Pérez, dedicado a la plomería, retomó su actividad después de 30 días. Reparó una tubería de agua potable en una vivienda del centro de Esmeraldas. Ese trabajo, de dos horas, significó para él USD 20. Se puso mascarilla, gafas y desinfectó su calzando, así como sus prendas; esa fue la condición para acceder a la casa. Por 49 días se dedicó a la pesca.
En Portoviejo se ofertan servicios mecánicos, eléctricos y de plomería a domicilio. Francisco Zambrano, de la parroquia Andrés Vera, cobra desde USD 5 por reparar tuberías y arreglar electrodomésticos. Él invirtió USD 20 en equipos de protección: un visor de plástico y un traje.
Para él, es un alivio que se les permita hacer trabajos a domicilio, porque obtendrá el sustento para alimentar a su familia, de cuatro hijos y su esposa María Loor, quien hace la publicidad a través de las redes sociales y Whatsapp.
En esta ciudad también empezaron a circular los taxis, según el número de placas. A través de estos vehículos se dará servicio a domicilio a ferreterías, locales de comida, abarrotes, bisutería, entre otros. El horario de atención en línea y entrega será de 07:00 a 22:00.
En Quito, los taxistas se organizan para aplicar medidas de bioseguridad y atender al público. Carlos Brunis, presidente de la Unión de Cooperativas de Transporte en Taxis de Pichincha, manifiesta que en la capital hay 30 000 carros amarillos. Con la emergencia sanitaria, 3 000 darán el servicio.
A los choferes se les dispuso la utilización de mascarilla, gafas, guantes de látex, gel antiséptico y alcohol.
También, deberán instalar láminas de protección entre el conductor y los pasajeros, para evitar contagios. En algunos casos, en la mitad del plástico se ha dejado un orificio -por donde se maneja el dinero- y se desinfecta con alcohol. La mayoría de colegas ya tiene la división, comenta el directivo.
A futuro se espera que las carreras de taxi puedan cobrarse con dinero electrónico. Ellos ofrecen además el servicio de mensajería, según Brunis.