Girón recibió USD 11,93 millones en remesas en los primeros nueve meses del 2019. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
USD 49 125,5 millones recibió Ecuador por concepto de remesas en los últimos 20 años. Esos recursos representan -junto con las exportaciones e inversión extranjera- las principales fuentes de liquidez para mantener el esquema de dolarización.
Incluso, las remesas representaron 3,6 veces la inversión extranjera directa. Este último rubro alcanzó los USD 13 562,25 millones, en estas dos últimas décadas, de acuerdo con cifras del Banco Central del Ecuador (BCE).
Según Rodrigo Mendieta, analista económico y experto en temas migratorios, las remesas tienen dos impactos fundamentales para el Ecuador. El primero es el ingreso de divisas para la economía y la dolarización.
El otro, en cambio, está más enfocado a nivel microeconómico. Mendieta explica que ese dinero ayuda a las familias de los emigrantes para enfrentar, sobre todo, las condiciones económicas adversas en el Ecuador. “Cuando se han registrado crisis, el volumen de remesas ha crecido. Es una fuente de compensación en una recesión”.
No existen estudios últimos sobre el impacto en cada uno de los sectores de la economía. En el 2014, Mendieta publicó su libro ‘Remesas y disparidades económicas territoriales. Caso ecuatoriano’. Allí, se determinó que esos recursos se destinaron, principalmente, al consumo y muy poco a la inversión. En ese sentido, las remesas se han dirigido fundamentalmente a la adquisición de vehículos, electrodomésticos, construcción y mobiliario.
Para el directivo de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces de Azuay, Marco Rodríguez, antes de la dolarización los emigrantes tenían mayor poder adquisitivo por las constantes devaluaciones del sucre. Eso les permitía acceder a inmuebles más grandes y pagar de contado.
Ahora, cuenta que mandan para la entrada y el resto se endeudan con créditos hipotecarios en cooperativas de ahorro y crédito, mutualistas o bancos.
Según Rodríguez, en la actualidad buscan inmuebles denominados “renteros” en las zonas urbanas y que oscilen entre USD 90 000 y 160 000.
“Anteriormente, no les importaba tener grandes casas abandonadas en sus comunidades y sin tener los servicios básicos”.
Él directivo azuayo considera que entre el 40% y 50% de los inmuebles que se comercializan en dicha provincia son adquiridos por emigrantes o sus familiares residentes en el país. El Semanario LÍDERES publica un informe este 20 de enero.