Solo 32 de los 70 radares de velocidad están operativos en Ecuador

Fabián maisanche / el comercio


Fabián maisanche / el comercio


En Manabí, Tungurahua y Azuay la situación es la misma: las autoridades cuentan con uno, dos o tres fotorradares para controlar el exceso de velocidad en las carreteras y piden más aparatos. Incluso hay casos en los cuales los operativos se suspendieron porque los dispositivos están en “mantenimientos preventivos” o correctivos durante semanas.

La Agencia Nacional de Tránsito (ANT) revela que a escala nacional hay 70 equipos de rastreo de velocidad, pero solo 32 están operativos.

La semana pasada, en un comunicado, la ANT señaló que cuenta con un laboratorio para arreglar y revisarlos. Pero aclaró que, tras la reparación, se despachan en “forma inmediata” a los municipios o a la Policía Nacional.

Pero en Tungurahua los controles se retomaron luego de cinco meses. En enero, la Policía envío a Quito los fotorradares que dispone para que la ANT los calibrara.

Actualmente solo uno de los dos aparatos está en funcionamiento. Mientras analiza el paso de los vehículos, un sargento a cargo del control comenta que los radares se calibran para reducir el margen de error a la hora de captar la fotografía.

Una situación similar ocurre en Cuenca. La Empresa de Movilidad del Municipio tiene dos fotorradares en las vías de la ciudad y un tercero está en mantenimiento. En marzo del 2013, la Policía de Tránsito de Azuay entregó a la entidad municipal esos recursos.

Fabián Andrade, gerente de Control de Tránsito de la EMOV, precisa que la capital azuaya necesita otro radar para cubrir a los 85 000 vehículos que circulan en la ciudad.

Los agentes que vigilan el ingreso de los vehículos a la provincia de Manabí señalan que necesitan al menos otros dos dispositivos en el norte y sur.

No obstante, en las vías Montecristi-Jipijapa-La Cadena y Montecristi-Portoviejo hay instalados 14 radares fijos.

La ANT adquirió en julio del 2012 los equipos para detectar el exceso de velocidad. Son de origen alemán y “de última tecnología” con un promedio de 10 años de vida útil.

Tienen un sensor que detecta de forma automática el carril en el que el vehículo infractor circula, proporciona “imágenes de calidad” en las cuales se registran la fecha y hora, tipo de vehículo, límite de velocidad y ubicación del lugar en donde se cometió la infracción...

En una entrevista con este Diario, Juan Pazos, director de control sectorial de la ANT, precisó que los fotorradares cubren el 70% de las vías a escala nacional. “Nos faltan 18 unidades para cubrir el 100%”.

Pazos dice que para aumentar el número de dispositivos se requiere un estudio técnico en el que se detecten las carreteras con mayor incidencia de siniestrabilidad. También se analiza el personal disponible para operarlos y el apoyo logístico que debe tener.

Pero, ¿por qué el 50% de aparatos está en los laboratorios de la ANT? El funcionario aclara que aquellos que están en mantenimiento no requieren “cosas mayores”. “Algunos necesitan repuestos, un cable o algo del software. (Los chequeos) se los hacen de forma recurrente para aumentar la vida útil”, asegura.

Pese a la amplia cobertura de fotorradares en las carreteras del país (70%), los accidentes por exceso de velocidad y las multas a los conductores infractores se cuentan por miles.

En Guayas, por ejemplo, los agentes emiten a diario un promedio de 415 citaciones. En los primeros cinco meses del 2014 hubo 62 296 multas en la provincia, según la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE).

Cifras de la ANT revelan que entre enero y abril de este año el exceso de velocidad fue la segunda causa de siniestros de tránsito a escala nacional (primero están la impericia y la imprudencia del conductor).

Los datos oficiales también dan cuenta que en los primeros meses del 2014 hubo un aumento de los accidentes de tránsito si se compara con el mismo período del año anterior.

Pazos asegura que los fotorradares previenen los accidentes viales , pero en un pequeño porcentaje. “Más de 50% es responsabilidad del conductor”, dice.

En cambio, Mónica Heller, experta en seguridad vial, considera que el control de la velocidad es “fundamental” para reducir la accidentalidad. Y aclara que no se trata de montar más equipos en las carreteras sino de ubicarlos en las zonas de mayor riesgo. “Esta medida requiere un criterio analítico previo. Se debe monitorear las zonas; y eso es muy fácil de hacerlo”.

Para contrarrestar este fenómeno, el Gobierno anunció este mes una “campaña de concienciación y formación de una cultura vial para conductores y peatones”.

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