Ya se vive el Carnaval en Quito, en el Centro Histórico se observa la venta de espuma, anilinas de colores y picadillo. Foto: Eduardo Terán/ El Comercio
En la esquina de las calles Mejía e Imbabura, en el Centro Histórico de Quito, se ubica Vilma Méndez. Suele pasar ocho horas frente a su puesto de productos relacionados con la temporada de Carnaval y la costumbre de lanzar agua. “Quiteño que se precie siempre va a jugar con agua o sin agua”, comento hoy, viernes 22 de enero.
Desde las 09:00 hasta las 17:00, esta comerciante, de 57 años, se dedica a vender los cilindros de carnaval en USD 10, pero -aseguró- si “el cliente me cae bien le puedo dar hasta en USD 8”. Y como yapa: una fundida con polvo de colores.
Los cilindros son en forma de extintores, de unos 35 centímetros de alto, y están llenos de espuma de carnaval; en el cartón hay seis unidades (cilindros) y cuestan USD 37.
En cambio, las funditas de polvos de Carnaval son producidas por la señora, con sus propias manos. ¿Cómo? Simplemente compra harina de trigo y luego la mezcla con anilina vegetal. Y lo hace todos los años, porque es uno de los producto más demandado por los niños y jóvenes de los planteles educativos de la zona, confesó la comerciante. Cada funda lo expende en USD 0,25.
A un costado de la tabla que hace las veces de mesa, donde exhibe las espumas, se observó un pequeño cartón. Dentro están los famosos huevos de carnaval. Se trata de unos recipientes de plástico, en forma de huevo, con harina perfumada y de color dentro; su precio: USD 0,70 cada uno.
Niños juegan con espuma de carnaval.
Otro producto que tiene buena salida es la funda de cien globos pequeños, a USD 1. Incluso, a veces, se ofertan llenas de agua.
A lo largo de la calle Chile, desde el tramo de la Mejía hasta la Pichincha, también se venden los globos llenos de agua, cada unidad cuesta USD 0,05.
Doña Vilma comentó que hace varios años la venta de esa clase de productos era mayor. Y ante la reducción del interés se compra menos producto (colombiano y nacional). Los días de mayor acogida son los últimos de Carnaval, que este año serán el 8 y el 9 de febrero.
La mercadería que sobra, confesó doña Vilma, se la regala a sus 10 nietos. La mujer nació en el barrio de El Tejar y desde los 8 años vende productos para Carnaval.
En los alrededores de planteles ubicados en el Centro ya se observa a niños que juegan Carnaval, usan espumas y lanzan huevos. Esto sin ser vistos por sus inspectores generales. La Intendencia de Policía suele controlar que no haya excesos.