Manta es una de las ciudades que ha sido devastada por el terremoto de 7.8 grados. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Pérdidas humanas y materiales, así como infraestructura vial afectada son los principales daños que dejó el terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter, ocurrido la tarde del sábado 16 de abril.
Ayer (17 de abril), la Secretaría de Gestión de Riesgos señaló que 272 personas fallecieron y 2 068 estaban heridas.También se reportaron 95 personas albergadas, 370 edificaciones destruidas, 151 edificaciones afectadas, al igual que 37 escuelas. Hasta ayer hubo 214 réplicas.
A las 22.30, el presidente Rafael Correa, en cadena nacional, confirmó que hay 10 000 efectivos (militares y policías) movilizados y que seguramente la cifra de fallecidos aumentará de forma considerable, y que seguirán priorizándose las tareas de rescate. Además que en las próximas horas llegarán dos hospitales móviles para Portoviejo y Chone.
El ministro de Finanzas, Fausto Herrera, anunció que se dio la orden para transferir USD 47 millones a Manabí para atender la emergencia. Pero aclaró que está lista una línea de emergencia con los organismos multilaterales de crédito por USD 600 millones.
Este monto se activa apenas ocurre un siniestro y puede llegar esta semana. Pero se pueden utilizar los recursos para emergencias de la Cuenta Única del Tesoro y que luego se los repone con los créditos. Son cerca de USD 250 millones.
El Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) informó que hay afectaciones serias en tres provincias. En Manabí nueve vías están cerradas; de estas dos colapsaron: Portoviejo-Crucita-Puente Mejía y Portoviejo-Puente Papagayo. En la provincia de Bolívar, la vía Chillanes-Bucay está totalmente inhabilitada al tránsito.
Mientras la Alóag-Santo Domingo tuvo tránsito controlado hasta las 18:00. Municipios y prefecturas de las provincias afectadas realizan evaluaciones de las vías a su cargo. En Guayaquil, por ejemplo, colapsó un paso a desnivel de la av. De las Américas. Autoridades locales pidieron al MTOP una evaluación técnica del Puente de la Unidad Nacional.
Ayer, Rafael Poveda, ministro coordinador de Sectores Estratégicos, informó que todos los centros de almacenamiento y despacho de combustible del país operan con normalidad. Además, que la Refinería de Esmeraldas suspendió sus actividades por seguridad. Mientras las refinerías de La Libertad y Shushufindi operan con normalidad y en toda su capacidad.
El sistema del oleoducto y poliductos no presenta daños que puedan evitar su normal funcionamiento. También se precisó que hay provisión de combustibles.
El ministro de Educación, Augusto Espinosa, anunció que las actividades educativas (reuniones con docentes, exámenes remediales e inicio de clases en el bachillerato internacional) en Manabí, Esmeraldas, Guayas, Santo Domingo, Santa Elena y Los Ríos se suspenden; incluidas 9 universidades, según la Senescyt. Para el resto de las entidades de la Sierra y Amazonía, las actividades se realizarán con normalidad.
Ecos de las zonas afectadas
Además de la devastación inmediata, en los próximos días los portovejenses empezarán a sentir otro efecto del terremoto: sus trámites e historiales laborales y médicos del Biess y el IESS ayer estaban desperdigados entre los escombros del edificio donde esas instituciones funcionaban.
En esa ciudad manabita, ayer mismo comenzaron las tareas de limpieza. Un grupo de bomberos también trabajaba en la remoción de escombros de un edificio en donde funcionaba un hotel. Los daños son serios en varios sectores; solo en dos manzanas céntricas de Portoviejo se podía ver cinco edificios entre caídos, cuarteados y a punto de derrumbarse.
La Terminal Terrestre portovejense no colapsó pero tiene daños; y el puente Velasco Ibarra está estable, aunque a sus costados la tierra cedió, lo que produjo que cayeran en el hueco que se formó al menos 10 vehículos nuevos entre volquetas, camionetas y autos de un concesionario de automotores.
En la provincia de Esmeraldas, Muisne es uno de los puntos críticos: con más del 50% de sus viviendas afectado. Los moradores empezaron a evacuar desde la madrugada de hoy y se dirigieron a lugares seguros donde pasaron la noche de ayer, como Pueblo Nuevo, El Salto y Tres Vías, entre otros. Según Jeferson Chica, del cuerpo de salvavidas de Muisne, 17 000 personas de la isla hacia las zonas altas. Hasta el cierre de esta edición, las vías que comunican a Muisne con Esmeraldas y Pedernales estaban habilitadas.
En Manta, un grupo de socorristas lleva en una camilla a una mujer que fue hallada con vida entre los escombros, luego del desplome del Hotel Miami. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
En la ciudad de Esmeraldas se registraron dos fallecidos, 16 heridos, 333 personas atendidas en casas de salud y 152 casas caídas, por el sismo. Hasta la tarde ayer, el 95% del servicio de energía eléctrica de la provincia fue restablecido.
Babahoyo es otra de las ciudades afectadas. El domingo, miembros de la Policía recorrían la urbe en motocicletas y patrulleros pero prefirieron no adelantar datos sobre los daños. Por lo pronto, confirmaron la versión de los moradores: hay gente enyesada, ‘cogida puntos’, golpeada… pero ningún muerto. Los vecinos de Sol Brisa 1 y 2 y de Paraíso 1, de esa ciudad recibieron colchones y carpas. Algunos vecinos les ofrecieron comida pero no alcanzaba para todos. Mariana Mero Berrúz, de 50 años, aseguró que esta es la zona más afectada de Babahoyo porque está repleta de agua y necesita drenaje.
Lejos del epicentro, en Cajabamba, Chimborazo, una mujer murió a causa del terremoto; Juana Esther Quinaluisa (78 años), estaba en un restaurante cuando se inició el sismo. “La señora salió corriendo, y una de las paredes cayó desde el cuarto piso del edificio, y la aplastó”, contó un testigo.