En la capital, la concentración empezó a las 16:00, en los alrededores del IESS. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Una jornada de manifestaciones pacíficas se vivió ayer, en Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato y Riobamba.
La anunciada movilización juntó otra vez a médicos que usaron sus mandiles blancos, mujeres, jubilados, colegiales, universitarios, militares retirados, ciudadanos que decían ser desempleados y a grupos de activistas políticos de izquierda.
En Quito se congregaron en la matriz del IESS, en la av. 10 de Agosto y calle Bogotá. Así se anunció desde el 13 febrero. Y coincidió con la fecha de aprobación de la Ley para la Promoción del Trabajo Juvenil, Protección del Empleo y Seguro de Desempleo.
Antes de las 18:00 llegaron a la Plaza de Santo Domingo. Los dirigentes sindicales Mesías Tatamuez y Pablo Serrano recordaron los cambios en materia laboral, aprobados en el Gobierno, que a su juicio perjudicarían a los trabajadores: el techo a las utilidades del sector público, la eliminación del 40% del aporte del Estado para las pensiones jubilares; la eliminación del contrato colectivo y la reducción de la jornada laboral.
Con machetes, afiliados del Seguro Social Campesino caminaron en Guayaquil. Foto: Alexander García / EL COMERCIO
“Mientas Correa siga criminalizando la protesta y haciendo reformas contralaborales, seguiremos en las calles”, sostuvo Carlos Pérez Guartambel, presidente de la Ecuarunari. La calma volvió hacia las 20:00.
En otras ciudades del país tampoco se registraron actos de violencia. En la mañana, en Guayaquil, Cuenca y Riobamba, afiliados al Seguro Social Campesino protagonizaron marchas. En la tarde, en el Puerto Principal, la protesta se unificó en torno a un puñado de consignas; la principal fue el rechazo al nuevo paquete de reformas laborales.
Glenda Ortiz se sentía cómoda en su disfraz: una rata de ojos saltones, con una larga lengua roja. El roedor encabezó la marcha de un grupo de organizaciones sociales y clasistas que recorrió unas cinco cuadras, desde la calle Lorenzo de Garaicoa, afuera del Parque Centenario, en el centro de Guayaquil.
“Es la tercera vez que marcho con el disfraz de rata”, confesó agitada Ortiz, cuyo personaje “representa a la (supuesta) corrupción que hay en la justicia”. La mujer, de 47 años, caminó, bailó, saltó y se acostó en la calzada.
En la mañana, César Vuelva, presidente de la Federación Única Nacional de Afiliados al Seguro Social Campesino (Feunassc), hizo un anuncio. Dijo que planean convocar a otras manifestaciones a escala nacional para el próximo 1 de mayo.
Mientras que del 19 al 21 de mayo organizarán en Quito una Cumbre Nacional Agraria, para definir un nuevo paro.
En la capital azuaya, los marchantes se encontraron en la Plaza de San Blas, ubicada a cinco cuadras del parque Abdón Calderón. En este último lugar se apostaron en los bajos de la Gobernación del Azuay, para protestar. Quemaron cuatro neumáticos y pancartas con leyendas de rechazo a políticas del Régimen. No hubo mayores incidentes.
Según el dirigente provincial de la Unión General de Trabajadores del Ecuador, Edison Déleg, esta protesta es un preparativo para la movilización que realizarán el 1 de mayo de 2016 por el Día del Trabajo.
Para este dirigente, con las leyes aprobadas el Gobierno está endosando la crisis del país a los trabajadores. “Por eso, de aquí en adelante vendrán otras protestas pacíficas hasta confluir en la gran movilización del 1 de mayo”.
En la mañana, Tránsito Lucero, presidenta de la Federación Única de Afiliados al Seguro Campesino de Azuay, explicó que marcharon temprano “para evitar malos entendidos y que se diga que tienen intereses políticos”. En Azuay son más de 25 000 afiliados campesinos. Los participantes también exigieron que se dote de medicamentos a los 47 dispensarios existentes en la provincia.
En Ambato, la marcha convocada por la Federación de Trabajadores de Tungurahua se realizó también sin enfrentamientos.
“Fuera Correa fuera”, “Alerta, alerta que caminan los sánduches y la cola pero en la otra esquina” fueron algunas de las consignas, mientras avanzaban unos 200 participantes, por las calles de la ciudad.
Mario Mayorga, dirigente de la Unión Popular, abrió la marcha con apoyo del sector indígena, estudiantes, médicos y maestros. “Es el inicio de una nueva jornada de protestas. Poco a poco se sumarán más personas por la difícil situación económica”, dijo.
En Riobamba, la concentración también fue en contra de las reformas laborales, según Mesías Usignia, presidente de la Federación Única de Afiliados al Seguro Social Campesino.