Desde el Centro de Gestión de la Movilidad, en San Carlos, se monitorea el tránsito en las vías principales de la urbe. Se utilizan 182 cámaras de video. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO.
El tránsito vehicular, en Quito, tiene un comportamiento distinto cuando finaliza la semana de labores por tres razones. Los viernes en la tarde, los usuarios de las vías modifican sus recorridos, los trancones se presentan más temprano y generalmente hay eventos artísticos masivos ese día.
Durante un recorrido realizado el jueves y viernes de la semana pasada, a las 15:00, entre San Bartolo (sur de la ciudad) y San Carlos (norte) se constató que el primer día hubo menos congestión vehicular. Por la avenida Mariscal Sucre, que atraviesa la urbe en la zona occidental, fue posible avanzar entre ambos sectores sin contratiempos. El recorrido de 19 km se hizo en 40 minutos.
El panorama cambió el viernes. Viajando de sur a norte, la congestión comenzó en el sector de San Diego. Los vehículos avanzaban a menos de 20 kilómetros por hora. El viaje hasta San Carlos tomó 58 minutos. Es decir, un 45% más de tiempo.
Según la Encuesta de Movilidad del Distrito Metropolitano de Quito, al finalizar la jornada laboral en un día promedio, las horas pico se producen entre las 17:00 y 19:00. En ese lapso se registran unos 500 000 viajes. Pero los viernes este horario se adelanta. Desde el Centro de Gestión de la Movilidad se observa esta realidad.
El viernes pasado en la zona oriental de la ciudad, se constataron filas de carros en El Trébol, la avenida Velasco Ibarra, Queseras del Medio, Simón Bolívar y Panamericana Norte, 6 de Diciembre y Naciones Unidas, Galo Plaza Lasso. Estas comenzaron desde las 15:30, alcanzando los 500 metros.
Desde este centro de monitoreo se programan los semáforos en función de la carga vehicular y se coordina con los agentes que están en las vías. Los viernes, la presencia de uniformados en las calles es mayor. Son 1 200 personas, incluidos 400 aspirantes. En días ordinarios se trabaja con 600.
El taxista Hernán Díaz cree que esta medida no es suficiente. Cuenta que los viernes la congestión se produce en el centro norte. Es decir entre La Mariscal y la zona de los centros comerciales (avenidas Naciones Unidas y Amazonas). “Cuando hay lluvias o accidentes, la situación empeora”.
El parque automotor del Distrito es de 480 000 unidades. De estas, 6 000 son vehículos nuevos que se incorporaron entre enero y fines de febrero, informó la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT).
Aparte del incremento del parque automotor, Julio Puga, director de Operaciones de la AMT, explica que ese día los usuarios de las vías no cubren sus rutas tradicionales del trabajo al domicilio, sino que acuden a reuniones, conciertos, fiestas, cine, cenar, comer, viajar a provincias… “Se incrementa el uso de las vías con los mismos vehículos”. Por estas razones, los 3 000 km de calles y avenidas se saturan y el tránsito se vuelve más lento.
Las medidas adoptadas
Para reducir impactos en la movilidad, la AMT modificó los horarios vespertinos de cinco contraflujos en la ciudad.
La presencia de más carga vehicular en viernes es común en las ciudades grandes, explicó Fredi Paredes, coordinador de la Maestría de Transporte de la Universidad Católica. Para mitigarla mencionó que se debe sacar ventaja del sistema de semaforización para programarlo en función de las cargas vehiculares para que haya mayor fluidez.