Los ocho candidatos hablaron de institucionalidad, desarrollo social y economía en el Diálogo Presidencial 2017. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Pocos eventos durante una campaña electoral ofrecen tan buenas oportunidades para persuadir a los indecisos y reforzar a los votantes propios, como un encuentro televisado.
En este marco, debe decirse que el ‘Diálogo Presidencial 2017’ organizado por EL COMERCIO, único programa que contó con la totalidad de los aspirantes a Carondelet, no deparó grandes sorpresas en cuanto a las estrategias y estilos comunicacionales de los contendientes.
Lenin Moreno fue sin dudas quien más riesgos corría con su participación, habida cuenta de los videos del ex ministro Pareja revelados en las últimas horas. Sin embargo, en ese plano, puede decirse que salió relativamente indemne.
Los candidatos de la oposición optaron por dirigir todos sus dardos al presidente Correa, evitando así polemizar directamente con el candidato de Alianza País que, por cierto, no pudo o no quiso diferenciarse del Primer Mandatario, a quien no mencionó explícitamente durante las 2 horas que duró el programa.
Con un estudiado estilo conciliador y dialoguista, si bien en un comienzo lució algo rígido e inseguro, supo reaccionar y contratacar frente a las recurrentes críticas en materia de corrupción.
Guillermo Lasso y Cynthia Viteri, candidatos que no solo se disputan el segundo lugar sino también el ingreso a una potencial segunda vuelta, no se sacaron grandes diferencias.
El candidato de CREO ratificó la buena performance que había tenido en el debate organizado por la Cámara de Comercio de Guayaquil. Con una estrategia anclada en las propuestas, sobre todo en la creación de un millón de empleos, se mostró sereno y confiado. Asimismo, procuró siempre definir el terreno de la contienda en términos de cambio versus continuidad, y proyectar una imagen de renovación.
Por su parte, la candidata del PSC evitó incurrir en el error del primer debate, cuando al atacar a Lasso acabó por convertirlo en el principal protagonista. Aunque apelando permanentemente a un tono maternal y didáctico, mostró firmeza y entusiasmo para abordar las principales preocupaciones ciudadanas.
Fue muy marcada la diferencia entre los candidatos con mayor intención de voto en las encuestas, y el resto de los contendientes, quienes buscaron aprovechar la oportunidad para llamar la atención del electorado ya sea con un estilo vehemente, apelaciones al discurso antipolítico, o directamente con propuestas demagógicas.
En este segundo pelotón se destacaron Dalo Bucaram e Iván Espinel que, con vehemencia, supieron transmitir juventud. El hijo del ex presidente fue tan enfático en sus intervenciones que llegó incluso a golpear la mesa, rompiendo la monotonía del diálogo.
Tampoco hubo grandes novedades en cuanto a los principales temas abordados por los participantes. Corrupción, independencia de poderes y Iibertad de expresión fueron los tópicos dominantes en el bloque político. Educación, políticas de discapacidad y pobreza, en el bloque de desarrollo social. Y empleo y producción, en el económico, en el que por cierto se escucharon la mayoría de las propuestas concretas.
Respecto a las propuestas, llamó la atención la coincidencia en el planteo de bajar y/o eliminar impuestos y en la necesidad imperiosa de generar empleo. También, la falta de propuestas concretas en materia de seguridad, preocupación central de los ecuatorianos.
En definitiva, asistimos a un debate sin un claro ganador. Cabe destacar que no fueron solo los ocho aspirantes a la Presidencia los que debatieron. Sin dudas, y fuera del estudio, el que supo responder a cada uno de los candidatos, fiel a su estilo provocador e irónico, fue Rafael Correa en su cuenta de twiter @Mashirafael, convirtiéndose en eje de debate de la discusión en las redes sociales.
Suele decirse que si bien un debate se juega en el estudio de televisión, se gana en el living de cada hogar. Esta máxima parece estar más vigente que nunca en el Ecuador.
Los candidatos ya hablaron, los ecuatorianos habrán sacado sus propias conclusiones frente a la pantalla y dirimirán el ganador allí donde más importa, el próximo 19 de febrero.
*Titular de cátedra: La comunicación como herramienta política (Universidad de Buenos Aires, Argentina)