Médicos y personal de salud se alistaban ayer en el improvisado hospital en el Centro de Convenciones,de Guayaquil. Foto: EFE
El periodo de cuarentena en Ecuador termina mañana y el Gobierno ya fijó lineamientos para dejar el aislamiento. El anuncio lo realizó ayer la ministra de Gobierno, María Paula Romo, en una cadena virtual. Explicó que el país entrará en una etapa de distanciamiento social para comenzar una “nueva normalidad” dentro de la emergencia sanitaria.
Los cambios empezarán el próximo 4 de mayo del 2020. A partir de esa fecha, se prevé que las actividades de empresas puedan retomarse con nuevas reglas y disposiciones. Para definir los protocolos que se deben seguir en esta nueva fase, el Gobierno estableció un lapso de preparación: se inicia el lunes 27 de abril y terminará el viernes 1 de mayo.
El plan es que en esos días, las oficinas y fábricas puedan delimitar nuevos horarios o turnos para evitar aglomeraciones en el trasporte público.
“No significa que vamos a volver a lo que era enero o lo que era febrero. Es una nueva normalidad lo que vamos a tener después del coronavirus. Las cosas se harán de forma muy paulatina”, dijo.
En este periodo de preparación, las empresas deberán fortalecer sus departamentos de salud. Se busca que tengan su propio centro de control epidemiológico. Además, se establecerá un distanciamiento entre cada persona de 1,50 m en toda actividad.
La próxima semana también se prevé que se inicien planes pilotos en sectores como la construcción. Según la ministra Romo, se dará prioridad a retomar las labores en obras del sector público y privado que tengan relación con salud y emergencia vial. Lo mismo ocurrirá con registros de la propiedad, autorizaciones municipales, notarías y otros sectores. Estas medidas no incluyen al sistema educativo.
La decisión de retornar actividades se da “principalmente por la desaceleración” en los contagios del país”. El Gobierno ha señalado que las cifras oficiales muestran que “se ha pasado el pico” de la pandemia y que las atenciones de emergencias se han reducido.
Esa conclusión se da tras analizar las alertas atendidas por el sistema ECU-911 desde el 1 de marzo hasta el 23 de abril. Esas cifras muestran que en los días más altos se registraron hasta 50 725 emergencias a escala nacional, como el 17 de marzo pasado. El jueves pasado, ese número bajó a 31 107.
El Gobierno decretó medidas de restricción desde el 16 de marzo pasado y la suspensión de la jornada laboral presencial en el país.
En el último informe del Ministerio de Salud Pública (MSP), Guayas se mantiene como la provincia con más contagios registrados (15 365). Pero con la actualización de las cifras de contagios en el país, Manabí se ubicó segunda con 1 869 casos, y desplazó a Pichincha al tercer lugar de positivos.
Para Eduardo Gómez, experto en epidemiología y docente de la Universidad Católica de Guayaquil, las nuevas decisiones del Gobierno son acertadas. Coincide en la necesidad de retomar ciertas actividades, de forma coordinada y bajo estrictas medidas sanitarias. “Tenemos que aprender a vivir con este virus. Está bajando la transmisión y tenemos que empezar a salir del aislamiento, pero continuando con la prevención”.
El especialista también recomienda el uso obligatorio de mascarilla en toda actividad, como implemento esencial.
El infectólogo y rector de la Universidad Central, Fernando Sempértegui, es más cauto y advierte que se debe mirar el comportamiento del virus, en un mapa del país con subregiones. En especial con provincias como Guayas, Manabí, Santa Elena, Los Ríos y El Oro. Esto debido a que allí se produjo la primera onda epidémica que causó la muerte de miles de personas.
Recordó que Guayaquil es el epicentro de la pandemia. En toda la provincia del Guayas se han registrado más de 11 000 decesos. Por eso cree que se deben fortalecer las pruebas de detección. Además, explica que para pasar a la etapa de socialización deben estar muy claras las nuevas normas en cuanto a énfasis en teletrabajo, transporte público y mantener las restricciones.
Las autoridades tendrán una coordinación con los municipios, alcaldías, juntas parroquiales y empresas para ajustar los distintos protocolos.
Guayaquil ya trabaja en un manual y plan para “una vuelta progresiva a una nueva realidad”, según dijo ayer el vicealcalde Josué Sánchez.