Mínimo beneficio de la canasta comercial

Las impresoras tuvieron mayor demanda, según Sergio Cobo, comerciante de El Oro. Foto: Xavier Caivinagua/ para EL COMERCIO

Las impresoras tuvieron mayor demanda, según Sergio Cobo, comerciante de El Oro. Foto: Xavier Caivinagua/ para EL COMERCIO

Las impresoras tuvieron mayor demanda, según Sergio Cobo, comerciante de El Oro. Foto: Xavier Caivinagua/ para EL COMERCIO

Faltan siete días para que finalice el plazo para la aplicación de la canasta comercial en las provincias de Carchi, Sucumbíos, Orellana, Loja y el cantón Huaquillas (El Oro).

Sin embargo, la estrategia para que los comerciantes puedan importar mercaderías libre de aranceles y salvaguardias, y así competir con sus pares de Colombia y Perú, no logró los objetivos esperados.

Si bien el Gobierno estableció estos mecanismos, pocos fueron los habitantes de las zonas fronterizas que accedieron a este beneficio. Al menos, así reflejan las cifras.

De 45 946 comerciantes autorizados en las cuatro provincias y un cantón se beneficiaron hasta abril pasado 1 884. Igualmente de USD 247 millones proyectados para ingresar mercaderías lo hicieron USD 1 8,6 millones, según cifras del Servicio Nacional de Aduanas del Ecuador (Senae), también con corte hasta abril último.

Según Jaime Bastidas, presidente del Comité Cívico para la Reactivación Económica del Carchi, hubo tres falencias.
La primera tiene relación con la falta de experiencia de los comerciantes con este mecanismo, que se aplica por primera vez en el país.

A ello hay que sumar, asegura, la falta de capital -en esta zonas que fueron declaradas zonas deprimidas- para invertir en las transacciones. Y, finalmente, algunos comerciantes no se arriesgaron a poner capital en un mecanismo nuevo.

Carchi es la provincia que más se benefició. Hasta febrero pasado, cuando este Diario accedió a un desglose, 1 162 comerciantes ingresaron algunas de las mercaderías, consideradas en las 49 subpartidas establecidas por el Comité de Comercio Exterior (Comex) para esta jurisdicción, vecina con Colombia.

El monto de las importaciones carchenses alcanzó USD 11,1 millones, hasta febrero. Pero subió a USD 13,5 en abril.

Orellana fue la localidad en que menos se empleó esta herramienta, que busca palear la crisis provocada por la devaluación monetaria de los países vecinos. Según Senae, 37 negociantes, de 7 151 autorizados, accedieron a la canasta, hasta el segundo mes de este año. Ellos adquirieron mercadería por USD 59 648, de un total de 91 ítems.

Algo parecido sucedió en Huaquillas (El Oro) y Macará (Loja), en el sur del país. En esta región la falta de acogida se explica por el desconocimiento sobre trámites aduaneros.

Otras causas fueron que los precios eran casi similares frente a los de Perú, en algunos ítems como celulares; y la no inclusión de todos los productos con mayor demanda , señaló Freddy Balcázar, vicepresidente de la Cámara de Comercio de Huaquilla, y propietario de la Clínica del Celular.

Comenta que en este cantón orense un celular Samsung J5 cuesta USD 220 y en Aguas Verdes (Perú) 235.

En las fronteras norte y sur, los televisores e impresoras fueron los artículos de mayor demanda.

Óscar Morán, dueño de Comercial Xiomara, de Huaquillas, trajo el lunes pasado un TV desde Lima, en busca de abaratar los precios.

Las pantallas de 32, 42, 49 y 55 pulgadas de las marcas LG y Samsung tienen acogida de clientes de todo el país, dice Morán. Por ejemplo, un Samsung Curve de 55 pulgadas cuesta USD 800 en su negocio.

Los comerciantes de la capital del Carchi, además de traer mercadería de Colombia, hicieron una importación directa de Estados Unidos, de 400 televisores de diferentes marcas y tamaños.“Con esto se ganó experiencia y se logró que los comerciantes se asocien para este tipo de operaciones”, señaló Bayardo Martínez, director de la Cámara de Comercio de Tulcán (CCT).

Los negociantes lojanos, en cambio, consideran que un inconveniente fue que en esa provincia si bien primero se incluyó solo al cantón Macará, luego se amplió a toda la jurisdicción, explica Milton Jiménez, presidente de la Cámara de Comercio de Macará.

Asegura que eso ocasionó que contados compradores lleguen a ese cantón en busca de productos baratos, porque podían quedarse en la capital lojana o pasar al norte de Perú para hacer compras.

“Por ello, la mayoría de los comerciantes sobreviven, están quebrados o ya cerraron”. En su primer período en la Cámara en el 2009 había 625 afiliados y hoy 170.

Por lo pronto, los comerciantes fronterizos aspiran a que se amplíe la canasta comercial.

Gandy Chamba, presidente de la Cámara de Comercio de Huaquillas, dijo que solicitará al nuevo Gobierno que se amplíe el plazo. Los carchenses igualmente aspiran a que se alargue, hasta que se acabe el cupo fijado para la canasta, explicó Bayardo Martínez.

Suplementos digitales