Pericias más rápidas para juzgar la culpa del chofer o el peatón

Los peatones suelen cruzar por vías prohibidas o exclusivas. En 10 minutos, 25 personas cometieron infracciones. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Los peatones suelen cruzar por vías prohibidas o exclusivas. En 10 minutos, 25 personas cometieron infracciones. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Los peatones suelen cruzar por vías prohibidas o exclusivas. En 10 minutos, 25 personas cometieron infracciones. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Pasó 33 días en la cárcel. En las mañanas y tardes ‘mataba’ las horas viendo televisión o comiendo. Fue un tiempo perdido. Al final, los peritos concluyeron que no fue responsable del atropello. “La tercera y cuarta semanas las viví con angustia. Esperaba la voluntad de la justicia”, recuerda Marco.

En mayo del 2008, la Policía lo detuvo por arrollar a un joven en el sector de la Alameda, en el Centro de Quito. El muchacho salió por sorpresa de una calle transversal y Marco no pudo frenar una unidad del Trolebús. El articulado lo golpeó y arrastró unos 10 metros.

En las investigaciones se comprobó que el chico corría luego de robar una cartera.

Hace cuatro días, William, otro conductor del Trolebús, fue arrestado por atropellar a un peatón en Santa Prisca, en el Centro. En la audiencia, el juez valoró el informe de alcohotest que reveló que el transeúnte tenía 2,3 grados de alcohol en la sangre y ordenó la libertad de William.

El Código Orgánico Integral Penal señala que las pericias de los agentes del Servicio de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT) deben ser más ágiles. Los uniformados están obligados a entregar, dentro de 24 horas, un informe preliminar con las posibles causas de un choque, atropello, colisión.

Con ese documento, el fiscal pide o no prisión para el chofer. William, por ejemplo, salió en libertad siete horas después del atropello. Los informes pericial y del alcohotest fueron claves.

En promedio, un perito tarda entre tres y cuatro horas en elaborar un parte preliminar.

La impericia de los peatones no está entre las causas frecuentes de accidentes, pero sí ocurren. Entre enero y marzo del 2015, la Agencia Nacional de Tránsito registró 8 468 percances en las vías del país. El 5% ocurrió por no caminar por las aceras o zonas de seguridad, por cruzar la calzada sin respetar las señales o por transitar bajo los efectos del alcohol o sustancias estupefacientes.

A Andrés lo enjuiciaron en el 2011 por atropellar a un peatón en el sector de Tumbaco. La víctima falleció y el joven, que ahora tiene 24 años, fue sentenciado a 22 meses de prisión. El defensor público apeló esa condena y en la Corte Provincial lo declararon inocente.

El abogado argumentó que “no siempre el conductor es el autor de los accidentes” y anexó a la solicitud de nulidad el informe de dos bioquímicas del Instituto Izquieta Pérez.

Las expertas concluyeron que la víctima tenía 1,67 g/litro de alcohol en la sangre. Eso provocó “trastornos de memoria, incomprensión, desorientación, somnolencia...”. En el juicio, uno de los peritos también declaró que en la zona del accidente sí había un paso cebra, pero la señal estaba opaca.

En las calles de Quito es común observar las imprudencias que cometen los peatones. El miércoles, en 10 minutos, más de 25 personas caminaron por zonas exclusivas del trolebús, saltaron desde las puertas de los andenes o cruzaron las vías hablando por teléfono.

Ayer por la tarde, un hombre de 50 años fue atropellado por la unidad 75 del trole, en la avenida 10 de Agosto y Briceño, en el Centro de Quito. El agente de tránsito Carlos Saquinga comentó a este Diario que la víctima conversaba por celular mientras cruzaba la calle, según los reportes preliminares.

El atropello se registró a 30 metros de distancia de un semáforo. Paramédicos lo trasladaron a una casa de salud y señalaron que está estable.

Entre enero y mayo, la Empresa Pública de Transporte de Pasajeros de Quito reportó 22 accidentes en los carriles del Trolebús, Ecovía y Corredor Sur Oriental y Occidental. En todos esos hechos se dejó en libertad a los choferes y se determinó una posible responsabilidad de los peatones, según Rafael Villalba, gerente de esa compañía municipal.

El lunes, antes de salir de casa, Wiliam se persignó y se encomendó a Dios para que no sucediera nada. Manejaba una unidad y recuerda que no fue posible frenar. “El señor se cruzó en la vía y no me dio opción. Fue cuestión de segundos. Cuando se los ve a lo lejos, se pita, pero en este caso apareció de forma sorpresiva”.

A Marco le pasó lo mismo. El peatón (luego se comprobó que era un asaltante), salió de una calle y el chofer no pudo esquivarlo.

Detuvo la unidad y se quedó en la cabina. Los usuarios bajaron y algunos auxiliaron al transeúnte. “Pensé que estaba muerto, pero los pasajeros que lo ayudaron me comentaron que sí respiraba”.

En los 33 días que permaneció en el centro para infractores de tránsito de la Colón (norte de Quito), la mujer que sufrió el robo de la cartera, lo visitó todas las tardes. Le llevaba presas de pollo y pizza para el almuerzo. Estaba agradecida. En su bolso cargaba USD 9 000. El sospechoso la siguió y en unas gradas le arranchó la cartera.

Expertos consultados por este Diario comentan que el 70% de la decisión de un juez se basa en los informes periciales. El otro porcentaje son las versiones de testigos o pruebas que pudieran presentar los abogados durante el juicio.

Andrés ahora está en Canadá, pero sus nombres aún aparecen en la Función Judicial. Atropello con muerte consta como el delito que se lo investigó.

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