El Presidente de la República debe salir muy a menudo a decir que mantendrá la dolarización, un esquema monetario que no le gusta pero que ha prometido mantenerlo a cualquier costo.
Lo hizo nuevamente la semana pasada y lo ha hecho durante los últimos ocho años, con mayor frecuencia cuando la economía nacional muestra una desaceleración como ocurre actualmente.
En el primer trimestre del 2015 se registró una contracción de la economía del 0,5% respecto al último trimestre del año pasado, lo cual se explica básicamente por el menor consumo de los ciudadanos y una reducción de la inversión. El telón de fondo es la caída de los precios del petróleo, que redujo los ingresos fiscales y también la liquidez en la economía nacional.
La menor cantidad de dólares en la economía no pone en riesgo la dolarización, la cual se mantendrá siempre y cuando la gente pueda decidir sobre la moneda que quiere utilizar para sus transacciones. Lo que sucede actualmente es que el Gobierno tiene menos dólares y la economía tiene menos liquidez.
Para cubrir la falta de recursos, el Régimen busca créditos en el exterior, restringe la salida de dólares o aprueba reformas en la Asamblea que le den más dólares a las arcas fiscales, ya que el éxito del modelo económico actual depende del gasto público.
Poco se ha hecho para generar el ingreso de dólares a través de exportaciones o inversión extranjera. El Presidente de la República cree que el modelo funciona y el sábado pasado (27 de junio) señaló que el manejo económico se tradujo en un crecimiento del 3% el primer trimestre del 2015. Ese valor compara el PIB con el registrado el primer trimestre del 2014 y es correcto, pero no es para festejar.
El Presidente no mencionó que esa tasa de crecimiento es la más baja desde el 2010, lo cual significa que desde ese año hay una desaceleración permanente de la economía. Al cierre del primer semestre del 2015 no se ve ningún cambio en la tendencia y es probable que al terminar el año el crecimiento económico sea nulo o negativo.