La economía de Brasil resalta como una de las que más crecen en occidente, pero el país vive el momento como un enfermo sin fácil acceso a medicamentos. La desindustrialización cristalizó en una amenaza concreta de retroceso y no se ve salida a corto plazo.
Esa tendencia se refleja en el comercio exterior. China se convirtió en el principal socio de Brasil, con una balanza donde la nación asiática importa casi exclusivamente productos primarios y exporta manufacturas. Estados Unidos, el país desplazado del primer lugar, compra más productos industriales, incluso porque los dos países son competidores en el sector agrícola. En el intercambio con China hay un creciente superávit brasileño, que alcanzó USD 5 107 millones en los 10 primeros meses del año. Mientras, con Estados Unidos la balanza se invirtió desde el 2009, tras el superávit récord de USD 9 867 millones, en el 2006, y en el periodo enero-octubre el déficit sumó USD 6 813 millones.
Aun así, varios indicadores sirven a los que restan gravedad a la acelerada pérdida de peso relativo de la industria de transformación en el Producto Interno Bruto (PIB). La economía ha crecido más de7% este año y las exportaciones de enero a noviembre crecieron 30,7%, respecto a igual período del 2009.
Pero las importaciones crecen a un ritmo mucho más rápido, de 43,9% en lo que va del año, en una tendencia sostenida desde el 2007. Un año antes, Brasil registró un superávit comercial de USD 46 077 millones, que decrece año a año desde entonces. Hasta noviembre, el saldo favorable sumaba USD 14 933 millones.
El superávit se sostiene, además, por productos primarios, agrícolas y mineros. La industria de transformación tiene una balanza negativa, que este año trepará a unos USD 35 000 millones, para quintuplicarse en dos años, destacó a IPS Rogerio Souza, economista-jefe del Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial.
En el 2009, el sector fue el que sufrió más intensamente en Brasil la crisis financiera global estallada un año antes y su producto retrocedió en 7%. Tras una recuperación al comenzar este año, se produjo una caída en el segundo trimestre y un estancamiento en los meses siguientes, lo que activó la alerta roja entre los empresarios. La producción industrial se estancó dentro de una economía de fuerte crecimiento. Eso agudiza la caída de su participación en el PIB, que es ya seis puntos porcentuales inferior a la de 1970, cuando Brasil vivía un naciente proceso de industrialización y exportaba principalmente café, señaló Souza.
Todo el sector aportó 25,4 % del PIB en el 2009 y la industria de transformación representó sólo 15,5% dentro de ese total.
Mientras, los servicios subieron a significar 68,5% del producto.