José Ramón, hermano de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería infectada de ébola, entre los participanes en la manifestación de la ‘marea blanca’ hoy en Madrid. Foto: Alberto Martín /EFE
Una última prueba confirmará el resultado de Teresa Romero, auxiliar de enfermería. La paciente madrileña de 44 años, fue contagiada del virus del ébola después de limpiar la habitación del misionero español Manuel García Viejo, de 70 años, quien falleció el 25 de septiembre tras infectarse en África.
Fiebre, tos, astenia y mialgias son algunos de los síntomas que padeció Teresa para ser ingresada al Hospital Carlos III de Madrid, según una publicación del diario Vanguardia.
Hoy, lunes 20 de octubre, Teresa está a punto de terminar su tratamiento. Y mañana martes será sometida a otro examen para descartar definitivamente la existencia del virus en su organismo.
Sin embargo, aún no será dada de alta. Teresa seguirá bajo observación al menos otras tres semanas para asegurar que la infección no se reproduzca. Después de este largo proceso será considerada curada.
Según informa hoy el portal web del diario El País, no hay una explicación única de por qué la auxiliar superó la enfermedad.
Esta epidemia tiene una mortalidad del 70%, lo cual quiere decir que en Guinea, Sierra Leona y Liberia, con más de 9 000 casos y 4 500 fallecidos, uno de cada tres infectados se cura. Ello pese a la precariedad de los servicios sanitarios de los países.
Teresa Romero recibió dos tratamientos experimentales simultáneamente (plasma de la religiosa Paciencia Melgar, quien superó el ébola tras contraerla en un hospital de Libera, y el antiviral favipiravir), por lo que no se puede saber cuál de ellas fue la que permitió su mejoría, según una publicación de ABC, en su portal web.
Prueba con ratones
El favipiravir es un fármaco experimental antiviral que en la actualidad es usado en pacientes con gripe. A principios de este año un equipo de investigadores alemanes probó el medicamento en ratones infectados con ébola. Tras su aplicación todos los animales sobrevivieron.
El laboratorio japonés que tiene la patente del antiviral, Toyama Chemical, está trabajando para que su administración también pueda ser intravenosa.