Éber Arroyo: ‘El terremoto puso a prueba al Cuerpo de Bomberos de Quito’

Miembros del Cuerpo de Bomberos de Quito trabajaron junto a otros socorristas en las tareas de rescate por el terremoto. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO

Miembros del Cuerpo de Bomberos de Quito trabajaron junto a otros socorristas en las tareas de rescate por el terremoto. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO

Miembros del Cuerpo de Bomberos de Quito trabajaron junto a otros socorristas en las tareas de rescate por el terremoto. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO

La emergencia por el terremoto del sábado 16 de abril del 2016 puso a prueba al Cuerpo de Bomberos de Quito. El personal de esta institución, que acudió a las zonas afectadas, había atendido en el país rescates en estructuras colapsadas, incendios forestales, incendios estructurales, caídas de aviones, inundaciones, pero no un movimiento telúrico de 7.8 grados en la escala de Richter.

Para el equipo que acudió a las zonas de Pedernales y Manta, de la provincia de Manabí, este evento representó una prueba de grado. Durante los seis días que los casacas rojas permanecieron en las zonas se logró salvar la vida de 99 personas y entregar 164 cuerpos a sus familiares.

“Las personas rescatadas salieron sin un solo rasguño (...) todos quienes aguardaban afuera del centro comercial Felipe Navarrete recibieron el cuerpo de sus familiares", comentó Éber Arroyo, comandante del Cuerpo de Bomberos Quito. Además, relató cómo fue el trabajo realizado en ambas poblaciones.

El Cuerpo de Bomberos Quito se movilizó a las poblaciones afectadas con equipos especiales: demoledoras, martillos hidráulicos, sondas, barras... Se tuvo que demoler losas de hasta 50 centímetros de espesor, levantar placas pesadas de hierro para sacar a los sobrevivientes. Se contaba con la logística, la formación pero lo primordial en este hecho fue la pasión por ayudar a la gente.

La frase: "Silencio total. Somos el grupo de rescate del Cuerpo de Bomberos Quito si alguien me escucha grite o dé dos o tres golpes" fue repetida varias veces en medio de los escombros hasta que obtuvieron una repuesta, el domingo 17 de abril en la tarde.

Cuando en Manta se escuchó el primer golpe, el corazón de los bomberos Quito que estaban en esa ciudad se aceleró e identificaron de dónde provenía este sonido. Luego de romper el concreto, durante 13 horas aproximadamente, se salvó con vida a Segundo, su esposa y una señorita. En el predio había también una persona viva. Tenía una columna de concreto sobre sus piernas y no se la pudo salvar. Durante las maniobras de rescate la señora falleció. Esto representó para Arroyo un golpe. "Hubiésemos querido que la vida nos dé más tiempo para ponerla a salvo".

Bomberos Quito trabajó 96 horas continúas en las tareas de búsqueda y rescate. En el proceso recibieron asistencia médica para reforzar sus defensas, usaron trajes descartables para evitar la contaminación.

Arroyo mencionó que se cumplieron todos los procedimientos establecidos, se hizo todo lo humanamente posible y se trabajo en equipo con otros cuerpos de bomberos. Pese a esto, agregó que luego de la tragedia se le quitó el sueño. En las noches piensa cómo se puede seguir ayudando a la gente y cómo se puede mejorar la formación del personal...

La emergencia por el terremoto hizo que Bomberos Quito sienta, a la vez, la impotencia, la tristeza, la solidaridad y la ternura. Hubo personas que se acercaban a darles a los bomberos agua, arroz, cocolón, galletas con atún. Un niño llego con tortillas de verde. "Esto fue más que todo el oro del mundo (...) a veces las fuerzas físicas nos faltaban, pero el espíritu por ayudar estaba ahí intacto".

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