La droga que se refina en Tumaco llega al Ecuador

Tumaco es el corredor de droga hacia Ecuador y EE.UU. Se reforzó la presencia militar. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

En todo el municipio los semáforos están apagados. Por las estrechas calles de cemento, adultos y jóvenes se movilizan en motos y pitan para no chocar entre sí. Es jueves, casi mediodía, y la lluvia vuelve más caótica la circulación.
El clima, siempre húmedo, bordea los 30 grados. Los hombres llevan bermudas y camisetas holgadas; las mujeres, vestidos cortos, licras y jeans.
Esta ciudad, de 200 000 habitantes, es Tumaco, el principal puerto marítimo de Nariño, el departamento colombiano que limita con Esmeraldas.
Actualmente, a través de las poblaciones rurales de este municipio se envía entre el 60 y 70% de toda la droga que sale desde Colombia a EE.UU.
En Tumaco hay al menos 17 000 hectáreas de cultivos de hoja de coca, de las 29 000 ha que existen en todo Nariño.
EL COMERCIO estuvo en Tumaco el jueves. Para llegar hasta este lugar es necesario hacer un viaje vía fluvial y terrestre desde San Lorenzo, el poblado ecuatoriano más cercano a la frontera.
Por USD 10, lanchas rápidas zarpan cinco veces al día desde el cantón esmeraldeño, recorren el brazo de mar, cruzan el río Mataje y arriban a Puerto Palma, el primer poblado situado frente a San Lorenzo. Ese trayecto dura 60 minutos.
Cada mañana, decenas de colombianos esperan en el muelle de San Lorenzo la salida de las embarcaciones. Allí cargan comida y tanques de gas, sobre todo. En Ecuador, los cilindros cuestan USD 1,60 oficialmente, pero en Colombia el valor es cuatro veces mayor.
En Puerto Palma inicia otro recorrido. Usuarios de entre 18 y 30 años de edad esperan en la ribera del río el arribo de las lanchas, descargan la mercadería y la llevan hasta camionetas en el pueblo. Ese trabajo lo hacen por 1 000 pesos.
Desde Puerto Palma, los autos transitan por una vía lastrada y de tierra, que el jueves estaba enlodada por las recientes lluvias, y paran en Imbilí-La Vega, otro poblado rural que forma parte de Tumaco, y que se ubica cerca al río Mira.
Allí, los pobladores contratan otra lancha y cruzan el afluente en cinco minutos para arribar al otro extremo de Imbilí-La Vega. Desde ese lugar, camionetas los desplazan hacia Tumaco, en un recorrido que dura otros 60 minutos.
Precisamente, la cantidad de afluentes y desembocaduras que tienen los ríos Mataje y Mira vuelve complejo el control antidrogas en estas zonas.
Las mafias usan estas salidas fluviales, muchas cubiertas por manglares, para cargar la cocaína en las lanchas y enviarla hacia Centroamérica.
Las embarcaciones llegan hasta los alrededores del archipiélago de Galápagos y allí repostan combustible. En esa zona, los narcos colombianos suelen tener listo barcos que abastecen a las lanchas.
Eso lo admite el contraalmirante Carlos Serrano, comandante de la denominada Fuerza de Tarea contra el Narcotráfico Poseidón, una división de la Armada de Colombia.
El oficial habló con este Diario y reveló que, hoy por hoy, Tumaco es el principal corredor de la droga hacia EE.UU.
Pero los cargamentos no solo salen hacia países del norte. Grupos criminales ecuatorianos que operan en Esmeraldas ingresan los alijos de cocaína a través de San Lorenzo, y desde allí la movilizan vía terrestre hasta Manta y Guayaquil, dos puertos clave de Ecuador.
Esa travesía la realizaba desde hace dos años el ecuatoriano Washington Prado, detenido hace 15 días en Colombia.
Las autoridades de ese país advierten que Prado “sin duda alguna, lideraba la organización mafiosa más sofisticada y tecnificada del Pacífico colombiano”. La DEA, la unidad antidrogas de Estados Unidos, ya pidió su extradición y lo acusa de haber enviado al menos 250 toneladas de cocaína a ese país.
Dos días después de su detención, la Policía local capturó a otras nueve personas en Manta y Guayaquil y encontró caletas con USD 20 millones.
El contraalmirante Serrano revela haber escuchado de alias ‘Gerald’, como era conocido Prado en Tumaco. Dice que el sospechoso empezó como un pequeño lanchero, haciendo trabajos para organizaciones criminales como Los Rastrojos y que poco a poco fue creciendo hasta montar su propia estructura de cultivo de coca, procesamiento y envío de cocaína hacia el exterior.
En el centro de Tumaco operan tres puertos, que sirven para descargar mercadería y mariscos. Allí, infantes de Marina y policías hacen controles diarios; por eso, la presencia de narcos en esos puertos es nula.
“Toda la droga sale por las poblaciones rurales”, advierten militares colombianos.
En el municipio operan tres estructuras del narcotráfico: disidentes de las FARC, la guerrilla del ELN, bandas vinculadas con paramilitares y, hasta hace 15 días, la red de Prado.