En la gráfica aparecen los familiares de los compatriotas que fueron asesinados y heridos en una terminal terrestre. FOTO: CORTESÍA DIARIO LA MAREA
Estaba dormida en su pequeña casa de caña. Eran las 03:00 y Temilda Morillo recibía la noticia desde Caracas. Su hijo Jandry Solórzano había muerto. Al principio todo era confuso.
Su nuera, Lexi Mendoza, quien fue la que la llamó desde Venezuela, no podía explicar lo que sucedía. Solamente lloraba y repetía una y otra vez que “un loco les disparó”.
La mujer, de 71 años, salió de su casa desesperada al jardín. Mientras caminaba le pedía a su nuera que se tranquilizara y que le contara lo que pasó.
Luego de calmarse un poco, Lexi le dijo que un armado también mató a William López y su hijo Geovanny, otros dos ecuatorianos que estaban allí.
El viernes, Temilda habló con este Diario desde su casa en la Pila, una parroquia de Montecristi en Manabí y recordó cada momento. “Mi nuera me dijo que otros ecuatorianos también estaban heridos, pero nada estaba claro”.
Los afectados aún se recuperan en Caracas. Maryuri Solórzano perdió la movilidad de una de sus manos luego de que una bala alcanzara el hueso. Wilmer Solórzano permanece en cuidados intensivos, porque recibió dos disparos que afectaron gravemente su vejiga y el colon.
En Ecuador, los familiares reciben a cuentagotas la información y de lo que se sabe es que Carolina Morillo, en cambio, recibió dos impactos de bala y sus pulmones resultaron afectados. Y Vanessa Mero necesita una operación, pues las balas atravesaron sus dos hombros y uno de sus brazos.
Josué, de 13 años, en tanto, recibió un disparo en la espalda y es vigilado por los doctores.
Desde que supo la noticia, Temilda empezó a arreglar su casa, pues espera que el cuerpo del penúltimo de sus 12 hijos llegue al país para velarlo bajo el techo que él mismo le construyó hace 10 años. Esa pequeña casa es el mejor recuerdo que tiene de su hijo antes de que migrara a Venezuela, para trabajar como conductor de un taxi.
Con ese trabajo, Jandry enviaba cada mes dinero a sus padres y a su hijo de 8 años que hasta ahora no entiende que su padre murió, pues desde que nació sus abuelos lo han criado y a su papá lo conocía solamente por fotografías.
Esto ha hecho que Temilda y su esposo José Solórzano pidan dinero prestado a sus vecinos hasta que sus dos hijos heridos retornen y traigan los restos de Jandry. Pero no saben cómo costearán los gastos del funeral. Lo que sí tiene claro es que lo sepultará en el cementerio de Ayacucho, un poblado a 30 minutos de Montecristi.
Soledad Castro también sabe en dónde sepultará a su esposo William López y a su hijo Geovanny, según publicó el diario manabita La Marea.
Los cuerpos serán llevados al cementerio de Manantiales, un poblado de Manabí. Allí están los restos del padre de William, quien también fue asesinado en Venezuela hace 13 años. Eso le mortificaba a Soledad Castro y la última vez que habló por teléfono con su esposo y su hijo les pidió que regresaran al país y que mientras eso ocurra se cuidaran.
Los dos trabajaban como choferes. William laboraba desde hace 20 años en Venezuela para una familia, mientras que su hijo llegó a esa nación desde hace cinco años y conducía un taxi. Además, se encargaban de la limpieza de un edificio. Así enviaban dinero a Soledad. Pero por la situación económica de Venezuela habrían tomado la decisión de regresar a su natal Manantiales, en Manabí.
Eso debía pasar este año, pues tenían planificado llegar en marzo próximo. De hecho, Soledad contó que horas antes de recibir la noticia del ataque había conversado con su esposo. Él le había dicho que ya estaban preparando todo para su regreso y que estuviera tranquila. Esas palabras también las recuerda Luis López, el otro hijo de William y Soledad, quien luego de saber que su padre y hermano habían muerto quería ir a Venezuela para traerlos. Pero no pudo porque no tienen dinero.
En esta semana seguirán los trámites para traer lo cuerpos.
El viernes, el canciller Ricardo Patiño dijo que el Gobierno ha puesto a disposición de los familiares de las víctimas los servicios consulares para concretar una asistencia.
Y aseguró que la Embajada de Ecuador en Caracas está pendiente de las investigaciones para que se capture a los responsables de este hecho.
Aunque el funcionario no se refirió a los heridos, los familiares piden que ellos también sean traídos al Ecuador, para ayudarles a la recuperación.
Horas antes de que muriera, Jandry hablaba de su regreso a Ecuador. Su madre, Temilda, lo esperaba para Carnaval. Ella le tenía preparada una fiesta. Dice que por un año crió a una gallina y un pavo. “Tenía preparada una comida muy rica para mis hijitos”.
La última vez que lo vio fue por videoconferencia. Era fin de año y la mujer de 71 años viajó a Guayaquil. Por Internet se contactó con Venezuela y hablaron cinco minutos. Allí Jandry le prometió que pronto la vería. Después de hablar, la mamá le dio la bendición y se despidieron.
En contexto
El Ministerio Público de Venezuela comisionó a la fiscal cuarta del área metropolitana de Caracas, Mayira Ramos, para investigar la muerte de tres ecuatorianos y las heridas causadas a otras cinco personas en una terminal.