No hace falta describir desgarradoras experiencias para entender que el abuso sexual deja secuelas dolorosas. Más aún cuando se trata de niños, niñas y adolescentes, quienes son la población de atención prioritaria en nuestra sociedad.
Un plan regional para prevenir y reducir el abuso a menores.
En 2005, representantes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela acordaron garantizar los derechos de niños y adolescentes en turismo. Estas naciones crearon el grupo de acción regional, en el que también participan países observadores de Centroamérica. Ecuador fue nombrado en 2008 coordinador de la Secretaría Ejecutiva del grupo y este año presentó el plan de acción regional. Sandy Morales, asesora especialista del Ministerio de Turismo, explica que hay redes ilegales (nacionales internacionales) que mueven fuertes sumas de dinero a través de este delito. La asesora dice que Ecuador está en una etapa de prevención mientras en otros países se llevan a cabo acciones para la erradicación del abuso sexual en viajes y turismo.Hay varios factores que contribuyen a perpetuar este delito, como la falta apertura y conciencia sobre lo cercano y real que es este tema, así como la violación de otros derechos de los niños y adolescentes que los hace más vulnerables y menos capaces de defenderse.
“Primero es importante tomar conciencia de que es una problemática que puede llegarnos a todos y romper los prejuicios e imaginarios, como ‘a mí no me va pasar nunca’. En segundo lugar se debe crear la competencia efectiva para que todos los chicos puedan Reconocer, Resistir y Reportar y que esa sea su estrategia de acción en esos casos”, se explica en un informe emitido por el Ministerio de Turismo, la Asociación Scouts del Ecuador y Cecilia Amaluisa, consultora contratada por la OIM.
Todas estas organizaciones, y otras más, participan en la campaña de información y prevención sobre abuso sexual a niños, niñas y adolescentes.
El Ministerio de Turismo coordina este proyecto, como parte de un plan regional para la erradicación de este delito en el sector de viajes y turismo.
Sandy Morales, asesora especialista del Ministerio, explica que, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cinco de cada 10 niños sufren abuso sexual en América Latina. Morales dice que en nuestro país no existen cifras específicas sobre delitos sexuales en turismo, pero se ha relacionado las ciudades más visitadas con las que tienen más incidencia de denuncia de violaciones.
La primera fase de capacitación, que consiste en sensibilizar a la población, se lleva a cabo en 17 ciudades del país . A nivel regional también se ha creado una página web para dar seguimiento a las acciones (www.grupodeaccionregional.org) y posteriormente se harán alianzas con universidades para que se incluya en el pénsum la prevención de la explotación sexual comercial.
Por ahora, lo primordial es involucrar a la población civil. Los menores de edad deben conocer sus derechos y estar informados sobre este peligro, para que puedan protegerse. También es de suma importancia que los padres sepan que sus hijos pueden estar en riesgo y que ellos están obligados a cuidarlos.
“Actualmente, mujeres y hombres trabajan fuera del hogar y los hijos quedan solos o bajo la custodia de otros menores de edad, incluso de familiares que pueden ser victimarios o parte de las redes de explotadores”, se señala en el informe.
“El mayor riesgo existe cuando los niños y adolescentes están solos, encargados, con poca atención o asumiendo roles de adulto”.Este documento, además, indica como causa de fondo un aspecto que, lamentablemente, es común en la sociedad latinoamericana: si los padres y madres doblegan a sus hijos e hijas desde muy pequeños con el castigo, la imposición, la falta de razonamiento y más aún con muy poca atención y expresión sana de afectos, el niño o niña va a aceptar el dominio adulto, o la persuasión de ofertas.
La mejor prevención está en cultivar las capacidades internas, como el fortalecimiento de la autoestima, el autoconocimiento, la capacidad de razonar y criticar, no estar de acuerdo, defenderse y denunciar. Para llevar a los niños y niñas este mensaje, los técnicos y los jóvenes scouts utilizaron juegos.
La narración de historias, la dramatización, la presentación de obras de títeres, así como el uso de láminas ilustradas con guiones que llevaron a los niños, niñas y adolescentes a descubrir y reconocer los riesgos a los que se exponen. También se analizaron casos sencillos para descubrir qué errores podían cometer al enfrentar situaciones de este tipo.
Así entre la dinámica lúdica y el análisis se trataron los derechos de los niños, cómo identificar perfiles de explotadores y cómo actuar frente a ellos, cómo tratar a una víctima (darle toda la confianza, identificar si realmente fue abusada y finalmente llegar a la denuncia), cuáles son las sanciones y las autoridades a las que pueden acudir.
Morales explica que estos mismos contenidos se trabajaron con adolescentes, jóvenes y adultos a un nivel más profundo para generar conciencia de las consecuencias sociales y personales.
Los especialistas señalan que si bien es difícil identificar a un posible abusador, es importante estar pendiente de los niños. Los adultos deben conocer su rutina diaria, vigilar a quienes tratan con los menores y si ha habido cambios de comportamiento por la relación con determinadas personas.
El papel más importante de los padres es que puedan generar confianza en sus hijos y que ellos puedan verlos como protectores y vigilantes de su bienestar. “El primer compromiso que tienen los chicos luego del taller es ir a conversarlo, complementarlo y discutirlo con sus padres.
Solo desde la familia y la confianza se puede llegar a un aprendizaje integral en este tema”, menciona el informe, refiriéndose a la relación horizontal y abierta que debe haber entre adultos, niños y adolescentes. Por ello, los técnicos sugieren que en la prevención de explotación sexual los temas sean tratados con total honestidad, transparencia y cercanía. (ARP)