Corresponsal de El Comercio en Nueva York
“Crudo: el real precio del petróleo”, el documental del laureado director Joe Berlinger y filmado en la selva ecuatoriana acaba de arribar a las salas de cines de Nueva York y en los próximos días llegará a unas 10 ciudades estadounidenses más.
Precedido de un gran despliegue mediático favorable, el documental que se centra en la batalla épica que mantienen 30 000 indígenas ecuatorianos contra la trasnacional del petróleo Chrevron-Texaco incluso en algunos horarios las ventas de boletos ya están agotadas, quizá tras la publicación de generosos comentarios de diarios como The New York Times, Village Voice y revistas como Newyorker.
Algunos entrevistados que asistieron con invitación a mirar una de las funciones tras mirar el film de 105 minutos, aseguraron haber tenido conocimiento del largo juicio, pero que nunca imaginaron que la tragedia humana y ambiental fuera tan grande. La esperanza de ellos es que hace 16 años era más difícil y la ciencia ambiental no había hechado raíces profundas como ahora.
Periodistas, escritores, ambientalistas fue el tipo de público que asistió y que al final le dieron un extendido aplauso al Berlinger y a su grupo. Algunos dijeron también que ese aplauso se extendía para Pablo Fajardo y para todos los indígenas que están viviendo este drama.
Entre los asistentes también estuvo Trudie Styler, la esposa del cantante británico Sting, quien también hace parte del documental. Ella llegó a pedir ayuda para los indígenas de la amazonia. “Allá la gente está sufriendo mucho”, dijo. Styler hasta ahora ha sido la más grande celebridad que ha llegado a la selva y parte de la campaña de relaciones públicas que busca tachar a Chrevron-Texaco como el gran demonio.
Pero Petroecuador tampoco sale bien librada en el documental. Son los abogados de la trasnacional quienes una y otra vez insisten que la compañía estatal es la responsable de la contaminación después de que Texaco se fue en 1992.
Para el escritor de best sellers y periodista T.J. English “lo que este documental nos da una fotografía visual de la contaminación en la jungla. Nos acerca a la experiencia de lo que es vivir en la jungla y también el impacto emocional de las víctimas. Este es un asunto moral, no económico”, remató English.
Mientras Allison Otto, una joven empleada de las Naciones Unidas, dijo haber vivido en la ceguera frente a esta realidad. “De principio a fin el documental me abrió los ojos. Apenas tengo 22 años y ver que hay alguien que a sus 18 años ya tienen cáncer y se va a morir por la contaminación es algo que yo no lo podría resistir”.
Chrevron-Texaco viene insistiendo que todo es cuestión de dinero y en el documental sus representantes insisten que nunca se han encontrado evidencias de daños en la salud y que el agua de esas zonas es buena para tomar. Charles James, vicepresidente de la corporación hace poco le dijo a la revista American
Lawyer, con referencia al documental que “no lo he visto, solo he visto cortos donde los abogados demandantes dicen que en Ecuador hay que jugar sucio, me encantaría escuchar más acerca de esas declaraciones”.