La votación se fraccionó en las ciudades con mayor número de candidatos. Foto: EL COMERCIO
La dispersión de la votación fue el denominador común en las elecciones de alcaldías y prefecturas, en las recientes seccionales.
EL COMERCIO DATA comparó el porcentaje de votación de los alcaldes electos en las 24 capitales provinciales y en las 23 prefecturas, con los ganadores de los comicios del 2014.
Hace cinco años, en promedio, las alcaldías se ganaron con el 45% de la votación, mientras este año la cifra bajó 10 puntos porcentuales: 35%.
La votación se fraccionó en las ciudades con mayor número de candidatos, al punto que en 22 de las 24 capitales de provincia los alcaldes electos tienen menos del 50% de los votos del electorado. En el 2014, este fenómeno ocurrió en 15 ciudades capitales.
Solo Cynthia Viteri, del partido Social Cristiano-Madera de Guerrero, y Ricardo Ramírez, de Unidad Popular-Sociedad Patriótica-Compromiso Social y un movimiento provincial, alcanzaron un poco más de la mitad del apoyo de sufragantes, el domingo.
Jorge Yunda, alcalde electo en Quito entre otros 17 postulantes, fue quien menos porcentaje de votos registró (21,39%) entre las 24 ciudades principales. Si se compara con los comicios del 2014, fue el que más diferencia tiene con el burgomaestre saliente, Mauricio Rodas, que ganó con el 58,55%.
A Yunda le sigue Byron Cárdenas, de Pachakutik–Democracia Sí, que registró 34 puntos porcentuales menos de votación, en Latacunga, que su antecesor Patricio Sánchez, del partido Avanza. Este año en la capital de Cotopaxi se registraron 15 candidaturas.
En tercer lugar está Germán Gaibor, del PSC, con 33 puntos menos que Jonny Terán, alcalde de Babahoyo, también del PSC-Creo y Sociedad Patriótica. Este cantón tuvo una decena de candidatos en estas elecciones
En el 2014, Terán alcanzó el 61,35% del electorado. Otro que tuvo alto porcentaje de votos fue Álvaro Castillo, con 61,2%, en Ibarra; seguido de Julio César Robles, en Tulcán.
El que menos votación sumó ese año fue Héctor Apolo, de Zamora, con 27,5%. Este 2019, en cambio, la menor votación fue de Yunda, con 21,39%.
El analista César Ulloa cree que a pesar de que existe la fragmentación del voto hay diferencias en cada localidad. Por ejemplo: en Guayas y en su capital Guayaquil, el prefecto y alcalde ganadores son social cristianos y tienen alta legitimidad. También cree que influyó la cantidad de alianzas.
El bajo porcentaje de votos de los ganadores se observa tanto en el candidato seleccionado de una sola organización política como de las alianzas, que este año incluyeron de manera general hasta siete tiendas.
Esto difiere notablemente de los comicios de hace cinco años, en donde las asociaciones no superan los tres organismos.
La dispersión de votos a escala provincial
De 23 gobiernos provinciales, solo en Sucumbíos, Pastaza y Cotopaxi los nuevos prefectos superaron el porcentaje de votación de sus predecesores.
En Sucumbíos, Amado Chávez, de SUMA, logró el 48,56% del sufragio. Hace cinco años, Guido Vargas, que llegó al poder con Sociedad Patriótica, logró 43,67% de votos.
Jaime Guevara, de la alianza Unidos por Pastaza y el PSC, alcanzó el 39,98 % de los votos. Es decir, registró un aumento de 2,98 puntos porcentuales.
La tercera provincia en la que se superó la votación fue Cotopaxi. Jorge Guamán, que resultó reelecto, se alzó con el 31,90% de la votación. En su período anterior llegó a este gobierno provincial con el 30,42% de sufragios positivos.
En las 20 provincias restantes, el porcentaje se redujo comparado con las últimas seccionales. En Tungurahua, Manuel Caizabanda, de Pachakutik, ganó la prefectura con el porcentaje más bajo: 21,62%. Mientras que Guillermo Herrera, prefecto reelecto del Carchi por la Izquierda Democrática (ID), alcanzó la cifra más alta, con 61,35 %.
En promedio, los 23 prefectos lograron el triunfo con 36% de la votación, en cambio, en las seccionales pasadas el promedio fue 52%. Una diferencia de 16 puntos porcentuales.
Para el politólogo Santiago Basabe, este fenómeno pudiera dar pie a una irrupción de pedidos de revocatoria de mandato, por la baja aceptación de las nuevas autoridades. Ulloa, en cambio, cree que la lógica de alcaldías y prefecturas es diferente y dependerá del liderazgo y negociación para cumplir su plan de trabajo.