Paco Moncayo (izq.): “Si se habla de unidad y después cada cual
va con su listas vamos a tener una Asamblea idéntica a esta”.
Gilmar Gutiérrez (der.): “El método de asignación de escaños será un bumerán para AP, quienes lo usaron para beneficiarse”.
La unidad de la oposición que pregonan actores políticos y sociales traería más de un beneficio para ese sector. Existe un factor de cálculo electoral, un elemento matemático que les permitirá tener una mayor presencia en el Legislativo si ese propósito se cumple: el método de asignación de escaños, vigente para el 2017 beneficia a las mayorías electorales.
En diciembre del 2011, la Asamblea Nacional aprobó un paquete de reformas al Código de la Democracia que incluía cambios en el método de asignación de escaños. Mediante un veto parcial, el presiente Rafael Correa introdujo el método conocido como D’Hondt y así consolidó una repartición que benefició al oficialismo.
En las elecciones generales del 2013 Alianza País (AP) se llevó el 72% de las curules legislativas (100 escaños) con el 52% de la votación. En cambio, si no se hubiera realizado esta reforma, con la misma votación, el oficialismo hubiera conseguido 70 legisladores.
El analista numérico Enrique Mafla asegura que la oposición debe “pensar más matemáticamente”. Recordó que uno de los factores para que el oficialismo haya tenido mayoría fue la dispersión de listas de oposición: “mientras más divididos estén, más lejos estarán del poder Dispersos no sacarán nada”.
Por ejemplo, en Azuay la dispersión de los opositores en el 2013 permitió que AP, con el 56% de la votación, se haya llevado las 5 curules en disputa.
El exlegislador Paco Moncayo reconoce que uno de los errores de la oposición fue haber creado una “dispersión del voto” y no haber llegado con una lista unificada. “En el 2012 no había la urgencia de unidad que hay ahora pues el país no estaba en la condición de crisis económica”. Una de sus propuestas es un acuerdo nacional de Unidad Electoral.
Durante la última semana, el discurso del acercamiento político ha tenido tres protagonistas. Durante la convención nacional del Partido Sociedad Patriótica (PSP) sus líderes pidieron olvidar rencillas pasadas y que se una la oposición.
En Cuenca el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot; el prefecto del Azuay, Paúl Carrasco; y el líder de Avanza, Ramiro González se referían una convergencia con objetivos hacia la Asamblea Nacional.
Desde el frente indígena, sectores como la Conaie, a través de su brazo político, Pachakutik, han anunciado que irán en unidad con los sectores que compartan agenda.
El expresidente del extinto Tribunal Contencioso Electoral, Carlos Aguinaga recuerda que falta un año para cerrar candidaturas y es difícil determinar si la unidad electoral pueda ocurrir. Por ahora, observa una atomización de la participación política y que todo mundo quiere ser candidato.
Gabriel Rivera (izq.): “Acataremos la decisión popular y si en alguna provincia la oposición saca mayoría lo respetaremos”. Enrique Mafla (der): “La oposición, mientras más dividida esté, más lejos estará del poder. Dispersos no sacarán nada”.
“Lograr la unidad de la oposición es complejo pues hay que desmontar prejuicios, sospechas y dudas. Procurar actitudes dignas, con valores que nadie quiera aprovecharse del otro”, dice Moncayo.
Gilmar Gutiérrez (PSP) reconoce que si la oposición consolida una lista única, el método de asignación de escaños aprobado por el oficialismo jugaría a su favor y el éxito electoral será mucho mayor. “Va a ser un bumerán para AP. Eso sucede por legislar pensando en el beneficio particular y en coyunturas”.
Para el oficialismo, la unidad no es más que una utopía y con la dispersión política de la oposición, un bloque de unidad electoral es lejano.
Aunque la oficialista Rosana Alvarado reconoció que les será complicado repetir en el 2017 una mayoría legislativa. Por eso, es en la disputa parlamentaria donde “se van a presentar inconvenientes”. Ellos reforzarán sus cuadros que manejarán en un nuevo paquete político.
El también oficialista Gabriel Rivera defiende el método de asignación de escaños vigente pues permite la gobernabilidad: “con una Asamblea fraccionada no se pueden trabajar en grandes líneas”. Recuerda que pese a tener una mayoría, el método no fue modificado y que “si cambia la preferencia electoral, será la decisión de la gente”.
Si en las elecciones del 2013 no se hubiera modificado el método de asignación, María Paula Romo ahora sería asambleísta. Y pese que ahora hay muchos motivos para evitar la dispersión, ella alerta que esto no debe significar que todo vale: “habrá que lograr un equilibrio entre evitar la dispersión y ceder posiciones pero no caer en el extremo ni en el pragmatismo de que el fin justifica los medios”.