Los diseños de la macana se plasman en los zapatos

macana

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Hasta hace cinco años si se buscaba un accesorio de macana en el cantón azuayo de Gualaceo se limitaba a encontrar chalinas casi en los mismos diseños y colores.

Sin importar en cuántas tiendas se entraba era difícil hallar otros complementos de vestir elaborados a partir de estos tejidos de lana. La macana es tejido que se elabora bajo la milenaria técnica del Ikat, muy utilizado en las artesanías del Austro de Ecuador.

La falta de accesorios llevó al reconocido artesano José Jiménez, de San Pedro de Los Olivos, a diversificar su producción con la elaboración de bolsos, carteras, chompas, monederos, manteles, bayetas, adornos de pared, portafolios, agendas… que tiene apliques de macanas, y lo último son calzados para mujeres.

Desde hace tres meses, Jiménez empezó en la línea del calzado revestidos con telas de macana.

Gualaceo, un cantón de la provincia de Azuay, se destaca por su fina y amplia elaboración de calzado en cuero y otras texturas. Pero hasta ahora nadie se había ideado utilizar la macana en el calzado, una de las artesanías propias de este cantón ubicado en la zona nororiental del Azuay.

Hay más de 20 talleres de calzado y medio centenar de almacenes que ofrecen zapatos que se venden en casi todo el país. Jiménez pensó que las mujeres siempre buscan nuevas tendencias y están a la moda.

La luz del sol de la mañana entra con fuerza al llamativo taller artesanal denominado la Casa de la Makana. Es una construcción rústica de bahareque que funciona como taller-museo.

En el interior huele a cuero, a plantas que se utilizan para el tinturado natural de la lana y pegamentos. En ese ambiente labora Jiménez con su esposa Ana Ulloa, sus hijos, hermanos, cuñados, sobrinos…

El proyecto lo ideó hace un año y en primera instancia no tuvo una repuesta positiva por la competencia de calzado, pero no se rindió. Empezó elaborando -con su propio ingenio- un telar similar a los que utilizaban los españoles en la época de la conquista: más pequeño y cómodo al momento de entretejer las lanas.

El que utiliza Jiménez desde hace 35 años lo heredó de sus abuelos y es un telar grande de cintura de la época de los cañaris. Este artesano, de 55 años, aprendió la técnica del Ikat a los 10 años y a los 20 ya tenía su taller propio.

Con este nuevo telar, Jiménez obtiene rollos de macana más angostos, de hasta dos metros de ancho, para no desperdiciar la tela al sacar los moldes de los zapatos. En los tejidos impone toda su creatividad para obtener combinaciones llamativas.

El siguiente paso está en manos de su hermana Nube Jiménez y de su cuñado Carlos Vera, con 35 años de experiencia en la elaboración de calzado. José Jiménez transmite la idea de los diseños y Vera los plasma. Nube corta a mano las siluetas de macana, los pega sobre un soporte de tela adhesiva para finalmente coserlos con las plantillas y tacones.

Así Jiménez, sin ser diseñador ideó modelos de zapatos en taco magnolia, de muñeca, plataformas y tacones de combinaciones novedosas. Sus clientes son, principalmente, los extranjeros que a diario llegan al taller a observar cómo Jiménez elabora la macana.

Para este artesano la clave de cualquier negocio es mantener el dinamismo en el desarrollo de nuevos accesorios y modelos. “No rendirse en el lanzamiento de propuestas para no aburrir al mercado”. En los tres meses ha producido y vendido más de 300 pares en su taller.

Por ahora produce pequeñas cantidades para los clientes que llegan y también bajo pedido hasta patentar su producción de calzado de macanas. El costo de un par bordea los USD 30, dependiendo del modelo, talla y diseño.

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