Queridos compatriotas y compatriotas, compañeras y compañeros, camaradas todos y todas, la revolución enfrenta una nueva campaña orquestada por los enemigos de siempre, por los adversarios del progreso, por las fuerzas oscuras del mal, por los fomentadores del bloqueo. Estoy hablando, por supuesto, del imperialismo que se resiste a morir, de las todopoderosas empresas mediáticas transnacionales y de los seudo parlamentos europeos que no representan a nadie. [Los asistentes aplauden a rabiar]. Jamás nos rendiremos. No nos doblegaremos ante los intentos desestabilizadores. No cederemos un ápice.
¿Que no somos un régimen democrático? ¿Que en la isla no hay libertades? Falsarios. Fariseos. Cínicos. En nuestro país el pueblo libre y soberano escoge y propone a sus propios candidatos para las elecciones. Acá hay elecciones sin amos ni imposiciones.
De hecho las elecciones han sido tan democráticas y tan arrolladoras que los candidatos oficiales de la revolución han sido votados por unanimidad. ¿En qué país del mundo se puede decir que existe un sistema así, unánime? Para evitar las distorsiones propias de los imperios, está prohibida la propaganda electoral: cada ciudadano vota de acuerdo a lo que le dicta su conciencia. ¿Que no somos un régimen solidario? ¿De qué me hablan? ¿Acaso no se han enterado de que el camarada Comandante ha abdicado a favor de su propio hermano? ¡Qué más democrático y fraternal que eso! [Cerrada ovación]
No se dejen engañar, compañeros y compañeras. Los mal llamados disidentes no son prisioneros de conciencia. En este país bloqueado no hay prisioneros políticos ni nada que se les parezca. Son todos presos comunes y corrientes: rateros, vulgares estruchadores, asaltantes y sabandijas.
Acá no hay nadie tras las rejas por pensar diferente: los presidiarios son simples alteradores del bien público, alharaquientos y fomentadores del desorden revolucionario. ¿Quién los obligó a subvertir el orden? ¿Quién les pidió que resistan y desacaten? ¿Por qué escogieron ser peligrosos? ¿Por qué escogieron no plegar a los programas de reeducación ideológica? Además, es mentira que haya presos políticos en huelga de hambre: estos presos comunes no comen ni toman agua no más porque no quieren. ¡Qué más muestra de libertad quieren, por favor!
No se dejen engatusar por Amnistía Internacional y por las demás transnacionales de la industria de los Derechos Humanos. Nada de vainas. Acá nadie golpea o tortura a los presos: se golpean solos, se pelean entre ellos o se cortan al afeitarse. No se confundan. Déjenme llevarlos a la victoria. ¡Triunfaremos! [Delirio, aclamación]