Los dilemas del mundo se miran desde el héroe

‘Black Panther’ reivindica al África negra, en una fábula sobre el verdadero papel del gobernante.

La fascinación por los superhéroes que profesa la humanidad, al menos la que culturalmente forma parte de la facción Occidental, ha ido en aumento en esta década, impulsada sobre todo por el éxito de las películas de Marvel.
En este 2018 que está por terminar se vivió el clímax de ese deslumbramiento, tanto por la devoción con la que fueron recibidos ciertos productos culturales como por la muerte de dos de los responsables de ese amor a estos personajes.
Ya lo hemos escrito antes: la fórmula de entrelazar los filmes para ir construyendo un relato de largo aliento ha impactado en la forma de hacer cine y televisión, pero también en la aceptación de estos personajes como vehículos para abordar las cuestiones primordiales que el ser humano ha tenido que enfrentar, como el papel de la justicia, el discernimiento del bien y el mal y los valores de la misma civilización.
No siempre fue así. Como lo recordó el cineasta Brad Bird, director de ‘Los Increíbles 2’, siempre existieron Batman y Superman, pero antes de los 80 sus puntos de vista eran “demasiado paródicos”, y por eso el público que deseaba aventuras de forma convincente en los productos audiovisuales recurría a los vaqueros o a los espías.
El triunfo de ‘Los Increíbles 2’ este año también es, justamente, el triunfo de cómo los superhéroes son utilizados para abordar discusiones de la vida real. Muy a tono con las actuales discusiones sobre la igualdad de género, Elastic-Girl es la protagonista de la película. Ella sale al trabajo mientras su esposo, el gran Mr. Increíble, debe quedarse en casa a cargo de sus tres hijos. Elastic-Girl demuestra su valía con creces, mientras el marido se derrumba ante los deberes de matemáticas.
Brad Bird, curiosamente, negó que hubiera una intencionalidad feminista, pero lo cierto es que el público lo percibió de esa manera; aunque el director también defendió que su película, la más taquillera del año en el rubro de la animación, hablaba más de los valores de la familia y de las tensiones que se presentan entre padres e hijos.
Otra cinta que sobrepasó el plano de la mera aventura para realizar planteamientos más sustanciosos fue ‘Black Panther’. A pesar de que está enlazada al Universo Marvel, el director Ryan Coogler la concibió ante todo como una contraseña de los afrodescendientes con África. El relato se enfoca en un rey (puntos menos por su vocación poco democrática) que dirige un país altamente tecnificado, aislacionista y económicamente próspero. Ese país no está en Escandinavia ni en América sino en el corazón de África.
‘Black Panther’ sigue siendo una cinta de aventuras, pero sus interrogantes sobre el uso del poder (¿hay que ser aislacionista o hay que ayudar al mundo?) la convirtieron en una cinta superior y también influyente. Está nominada a los Globos de Oro y su banda sonora, a cargo del rapero Kendrick Lamar, está entre los mejores álbumes del año.
La película más taquillera del año es ‘Avengers: Infinity War’, primera parte del gran final para esta década de cintas del Universo Marvel. Es menor a ‘Black Panther’ y ‘Los Increíbles 2’, pero su enorme influjo demostró que el público siguió con avidez esta larga saga y que se conectó con los esfuerzos de Thor, Iron Man, Spider-Man, el Doctor Strange y el Capitán América para detener (¿sin éxito?) al Titán Loco, Tanos.
A pesar de sus defectos propios del cine comercial, se mantuvo una vara filosófica en el relato. Por ejemplo, es inaceptable que Tanos plantee matar a la mitad de todos los humanos para solucionar los problemas de sostenibilidad del planeta, pero ¿acaso le falta razón en argumentar que no sabemos cómo enfrentar esa crisis de depredación de recursos, de contaminación y de irrespeto a la naturaleza?
Tanos refleja ese seductor fascismo que, tristemente, también está ganando adeptos en el mundo real, que implica que un tirano tiene el poder de decidir qué es lo mejor para todos.
Si ‘Los Increíbles 2’ fue feminista, si ‘Black Panther’ fue racial y si ‘Avengers: Infinity War’ fue apocalíptico, el ‘reboot’ animado de Spider-Man recupera el tema de la diversidad. En ‘Spider-Man: Un nuevo universo’, varios personajes (mujeres, latinos, niños, ¡cerdos!) sienten la responsabilidad de ponerse la máscara y ayudar al prójimo.
Sí, es otra vuelta de tuerca al famosísimo pasaje en que el tío Ben le dice a Peter Parker que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Peter se convertiría después en Spider-Man, con esa frase del tío Ben como mantra. Las dudas de Peter sobre ese compromiso han alentado las historias más interesantes de Spider-Man, tanto en el cómic como en el cine. Y en esta última cinta, otra vez está latente la duda interna de si elegir convertirse en superhéroe es, en última instancia, un acto supererogatorio, como lo señala el filósofo Christopher Robichaud: está más allá de la llamada del deber.
Esto, unido al majestuoso diseño artístico, hace que por primera vez en la historia el Globo de Oro a la Mejor animación (y quizás el Oscar) se dirima entre dos filmes de superhéroes, los ya mencionados Increíbles y el nuevo universo del Hombre Araña.
Otras cintas también hicieron ruido, sobre todo en la caja registradora, como las segundas partes de Ant-Man y Deadpool y el debut en solitario de Aquaman.
El golpe emotivo, sin embargo, provino de las muertes de Steve Ditko y Stan Lee, dos de los responsables de que los superhéroes se hayan convertido, como considera el historietista Mark Waid, en parte de nuestro lenguaje cultural.
Ditko y Lee fueron creadores de Spider-Man y solo por eso han ganado la inmortalidad. Aunque Stan Lee, vinculado a Marvel desde 1940 hasta su fallecimiento y creador de un centenar de personajes, logró ser más decisivo, pues su persistencia en trasladar al cómic los problemas del mundo y en humanizar a los superhéroes sentó las bases de lo que ahora vemos, y seguiremos contemplando, en las salas de cine.
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